El Oscar y el status quo

Sarah Hoch

A unas semanas de su realización, revisaremos su creación y razón de ser, la cual tuvo raíces de orden capitalista y político, pero no por ello menos glamoroso. La historia comienza con la instauración de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de los Estados Unidos Americanos en mayo de 1927, como una organización sin fines de lucro. Los Premios de La Academia fueron creados para celebrar lo mejor del año del cine Norteamericano, pero sin duda con hincapié en la venta de películas de Hollywood así como el afán de perpetuar el es- tilo de vida y la política exterior de la Unión Americana, aunque de vez en cuando les gusta po- sar como una institución democrática y de mente abierta.
En algún momento llegó a decirse que si un director de prestigio incumplía esta regla, podría ser nominado pero di- fícilmente ganador. Basta repasar, por el contrario, la lista
histórica de ganadoras para ver muchos títulos de dudosa calidad, pero en perfecta armonía con el sistema.
Los Premios Oscar, como se conocen hoy en día, se realizaron por primera vez el 16 de mayo de 1929 en el hotel Hollywood Roosevelt. A este acto acudieron 250 personas, siendo la única ceremonia de la historia en la que no había medios de comunicación y donde se otorgaron únicamente 13 estatuillas. Durante las 15 entregas siguientes, los premios se concedieron en el transcurso de cenas organizadas en los hoteles más importantes de Los Ángeles; actualmente este magno evento tiene su sede en el Gran Teatro Kodak de Hollywood.
Algunos momentos históricos: En 1956 durante el periodo de la cacería de brujas del senador McCarthy, cualquier nominado miembro del partido comunista o que se negara a declarar ante el comité de actividades anti-norteamericanas, era declarado no elegible para el Oscar. La regla permaneció vigente durante dos años.
Sólo tres personas se han negado a recibir la estatuilla. Dudley Nichols (El delator), en 1936. George C. Scott, obtenido por Patton y Marlon Brando, quien en 1973 ganó el Oscar por El Padrino, pero el actor se negó aceptarlo porque decía que Hollywood discriminaba a la población indígena. En su lugar recogió el premio Sacheen Littlefeather, una mujer proveniente de la reserva Pine Ridge, que más tarde sería conocida como la actriz María Cruz.
El premio Oscar se ha convertido en un gran motor para lograr enormes ingresos para la Academia, pero no es la única que hace dinero tras la ceremonia, sin duda los grandes beneficia- dos son los productores, directores y protagonistas de las cintas premiadas. La partida donde obtienen la mayor recaudación para sus arcas es la de publicidad, que alcanza un techo superior a los 80 millones de dólares. Aún así, la ceremonia de Hollywood sigue en segunda posición como la transmisión con más caché publicitario; le adelanta con mucha distancia el Super Bowl.
¡Y con este pase a los emparrillados, entramos en tema de Fútbol Americano y su Súper Domingo… que lo disfruten!
Nos leemos la próxima semana con más sobre los premios Oscar.

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