La Jaula de Oro ‘encierra’ una historia de inmigrantes

Por Rodolfo Pérez

Foto: Especial.

 

 

Dice el conocido corrido que aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión y eso es precisamente lo que esta película mexicana de 2013, nominada a 12 premios Ariel, dirigida por Diego Quemada-Diez, narra sobre la historia de unos jóvenes migrantes guatemaltecos.

La historia es de un joven indígena tzotzil en su viaje a los Estados Unidos, Juan (Brandon López), Sara (Karen Noemí Martínez Pineda), quien por seguridad se hace pasar por hombre, y Samuel (Carlos Chajon). Todos salen de su natal Guatemala con el sueño de llegar a los Estados Unidos, al poco tiempo de cruzar la frontera mexicana se les une Chauk (Rodolfo Domínguez), un joven tzotzil. Durante el viaje, atravesando los constantes peligros que pasan miles de migrantes mexicanos y centroamericanos, intentan sobrepasar el miedo, la injusticia y el dolor a través de la solidaridad, la amistad y el amor.

El camino está lleno de nuevas experiencias, amistades, solidaridad, miedo, dolor y muchas injusticias. El principal objetivo de los protagonistas es encontrar un hueco en los Estados Unidos y hacerse del deseado sueño americano que muchos, antes que ellos, han buscado.

Los jóvenes se ven obligados a enfrentarse a la dura realidad y a centrarse en un único objetivo, seguir adelante. Carente de diálogos en algunas partes de la trama, basándose más bien en las expresiones de rostro y situaciones reales, los protagonistas llevan al espectador a un viaje en el cual no sabemos si los tres que emprenden la aventura lograrán llegar al final del tan anhelado sueño.

La película se ha hecho merecedora del Premio Gillo Pontecorvo por su “compromiso social, vigor narrativo y frescura narrativa”, del Premio a mejor reparto en el Festival de Cannes 2013, al Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2013, entre otros; y además, nominada al Premio Goya 2013 a Mejor película hispanoamericana.

Todas las personas que aparecen en la cina son no-actores, y a excepción de los protagonistas, eran migrantes que los productores contrataron en los lugares donde se rodaba la película.

En ella se muestra la labor que ha hecho el padre Alejandro Solalinde, quien ya ha recibido amenazas de muerte por su labor con migrantes. El padre aparece en el filme como él mismo al frente del albergue Hermanos en el Camino.

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