La V Feria del Libro Independiente, nos recuerda el poder de libros y lectura

Por Alfonso Bullé Goyri.

La V Feria del Libro Independiente, inaugurada el 8 de mayo, tiene como cede la Librería Rosario Castellanos, del Fondo de Cultura Económica, en la ciudad de México. Con más de 80 editoriales participantes, esta fiesta del libro tiene por objeto estimular el desarrollo de empresas vinculadas al ramo, pero que no están inscritas en los grandes circuitos comerciales de esta tan indispensable industria que, por lo demás, no vive sus mejores momentos en México. En efecto, en esta Feria se presentan una serie de pequeñas y bien organizadas empresas encargadas de producir libros y revistas que las grandes corporaciones, dominantes en el mercado mundial, no tienen interés en publicar porque o no son redituables los títulos o no se encuentran dentro de los temas habituales de su nicho de mercado. En este sentido, esta V Edición de la Feria del Libro Independiente abre espacios a escritores y artistas, a fotógrafos y poetas, a pintores y grabadores, a ensayistas y novelistas que de otra manera no encontrarían modo alguno para dar a conocer sus obras. Adicionalmente esta Feria del Libro Independiente, se complementa con conferencias magistrales, mesas redondas, charlas con escritores y editores, ventas y promociones especiales donde el público en general, interesado en los libros, puede interactuar con quienes los producen. Finalmente, para hacer aún más atractivo el evento, durante el mes de mayo la feria ofrece atractivos descuentos en libros de muy difícil adquisición que constituyen las delicias de bibliófilos y amates de los libros.
​La V Feria de Libro Independiente es un evento de suma importancia en el sentido de que promueve el gusto por este pequeño objeto, quizás uno de los inventos más formidables que haya descubierto la humanidad para difundir el conocimiento. Es un útil indispensable, de uso cotidiano y fácil acceso para difundir el saber y para examinar el pensamiento de otros. Es el lugar de encuentros y diálogo entre personas que se hallan alejadas en el tiempo y en el espacio, es el ámbito donde la palabra se constituye en la fuente para la comprensión y el entendimiento, es en suma, el hogar de la razón. El libro contiene en el interior de sus páginas conocimientos ancestrales que se conservan y se difunden de manera eficiente, segura y fidedigna. A través del libro, es posible conocer costumbres, modos de vida diversos, culturas que no tienen otro modo de entrar en contacto. El arte de la palabra adquiere eminencia y es el libro el continente que alberga el alma humana en sus expresiones más acabadas.
​En épocas de enorme crisis como la que transita México, una crisis aguda en los terrenos de la educación y del conocimiento, el libro nos recuerda que hay aún esferas intactas, terrenos poderosos que guardan toda la energía creativa de que es capaz el ser humano y que con sólo acudir a ellas, con sólo invocarlo se obtiene respuesta. El libro es el alma y la conciencia de la fraternidad de lectores que en un diálogo amable, van erigiendo poco a poco una colectividad ilustrada, integrada por individualidades libres que participan del majar de las letras. No debemos olvidar que el libro es una de las herramientas más vitales en el seno del hogar y que su influencia penetra en los más escondidos y profundos espacios de la conciencia. Al mismo tiempo es el más generoso de los objetos que nos acompañan cotidianamente. A través de sus páginas y por su influjo se estimula nuestra imaginación, nuestro deseo y la apremiante necesidad vital de conocer, de aprender, de ilustrarnos.
​Hoy más que nunca debemos acudir a los libros. Nada se compara al poder que encierran. Quien lee libros, ejercita su capacidad imaginativa, incita a la inteligencia a desplegar toda su vivacidad inventiva. Sólo con la lectura es factible adquirir la fuerza que demandan las ilusiones y los ensueños. La práctica de la lectura edifica precisamente el lugar real-imaginario donde sólo son llamados los adeptos al amor por el saber, por la filosofía. Es en la disciplina de la lectura donde adquieren su noble dimensión la noción de Ser y es el medio a través del que la Divinidad se expresa y se comunica con el hombre. Sólo con la lectura permanente es posible habitar las haciendas sobrenaturales donde florecen y se dan cita el deseo, el ensueño y la alegría por el mundo fantástico. El libro y lo que provoca la lectura, es testamento y patrimonio que conserva los apetitos por las utopías y por los mundos ideales y en ellos se encuentra la matriz del saber verdadero, de la ciencia y de la poesía, del drama donde se fragua la tragedia y entonces, en las páginas de los libros, advertimos en todo su esplendor la odisea humana, con su arte y su misterio.
​Festejemos con esta feria al Libro, démosle su lugar, elevémoslo al sitio privilegiado que le corresponde, visitémosla y tengamos los libros a nuestro lado. El libro es compañero diligente, es sabio consejero, es confidente silencioso, es amante delicioso. El libro es humanidad y misterio, es gloria y deleite para disipar el aburrimiento de una vida que huye de nuestras manos cada día y que implacable nos deja vacíos. En suma, el libro a nuestro lado nos recuerda lo frágiles que somos y la brevedad de nuestra vida que bien puede quedar inscrita en un libro.

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