Redacción
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En una tierra donde el viento es lo único que se escucha se encuentra Finca Luna Serena, un lugar tan mágico como el lugar en el que se encuentran sembrados más de mil 300 árboles de olivo que mantienen unidas a dos familias de México y Estados Unidos.
En el lugar que siembran, cosechan, preparan, cocen, producen, dan sabor y sazón a decenas de aceites finos, se respira tranquilidad y buen sabor porque en ese mismo espacio se unen las tradiciones mexicanas con la de Estados Unidos.
Víctor Gutiérrez es el creador de Finca Luna Serena y quien decidió venir a México para invertir en esa empresa que hoy lo tiene maravillado: La olivicultura. A él le ayuda Tránsito Valle, el sanmiguelense que de chiquillo cuidaba de la tierra de sus padres y tuvo que aprender de aceites, esencias, sabores, tipos de aceituna, tiempos de cocción y de cuidar a los olivos que nadie creía se iban a dar en esa zona.
«Pero véalos crecer, aquí les hablo y los cuido todos los días y hasta los protejo de las heladas para que no les haga daño. Unos ya empiezan a echar su flor, así que pronto estarán cubiertos de aceitunas», asegura el buen Tránsito.
En medio de la comunidad de San José de la Amistad está su rancho, que además de estar cubierto de olivos hay lechugas, berenjenas, ajos, cebollas, orégano, cilantro y otras hortalizas que todos los días desprenden de la tierra para darle sabor a los aceites e infusiones.
En el rancho que está a menos de 15 minutos de la zona urbana de San Miguel de Allende, también puedes ir a almorzar.
Desde hace unos días, Víctor quiso compartir con sus visitantes el sabor de la cocina de su rancho así que si gustas, puedes hablar, reservar, dar un paseo por los campos sembrados de olivos y árboles frutales para luego saborear platillos mexicanos servidos en la mesa de un neoyorkino que adoptó a San Miguel como segunda casa.
Tiendas:
• Dentro de la tienda THE OPALE MINE SAN MIGUEL DE ALLENDE.
• En la Casa Colectiva
