Una casa, 4 pisos, denuncias y vecinos molestos en la zona de Balcones

Redacción

newssanmiguel@gmail.com

Con info de Ana Solís

 

Allá por la zona de Balcones, un edificio se levanta poco a poco muy a pesar de las quejas de los vecinos.

Desde octubre a la fecha, la construcción que pertenece a un ciudadano estadounidense que contrató un arquitecto mexicano, ha hecho de lado las quejas y denuncias presentadas por los vecinos que han comprobado con las leyes, que su edificio viola las reglas de construcción de la Ciudad Patrimonio protegida por la Humanidad y donde Abelardo Quero, el director de Desarrollo Urbano, «se hace de la vista gorda» y permite que sigan laborando y arrancando los sellos de suspensión.

Vámonos por partes: En el pasado mes de octubre, vecinos de la colonia Balcones, al lado del Atascadero, observaron que en un terreno se comenzaba la construcción de una vivienda. Ese lugar, al ser exclusivamente habitacional, no vieron con extrañeza que una nueva vivienda se levantara, por lo que dejaron que avanzara.

Al lado de ese terreno hay dos viviendas y la zona es inclinada, por lo que las construcciones suelen estar más amplias grandes en su interior que desde lo que se ve en sus fachadas.

Pero conforme avanzaron los días, en la construcción comenzaban a levantar más y más castillos, cuando la altura permitida para el lugar es de 8 metros,este lugar (denuncian los vecinos) superó la altura permitida en la zona y quiere al contrario, levantar un cuarto piso.

Ante ello, los vecinos contrataron un despacho de abogados que presentaron una denuncia ciudadana ante la violación de construcciones y tranquilidad de la zona, debido a que las autoridades a cargo de Abelardo Quero y Francisco Ruiz, el sub director de Desarrollo Urbano ( y el único que les ha dado la cara, según los vecinos).

Pero entre lo más importante de su denuncia está que los trabajadores todo el día observan al interior de las viviendas contiguas, pues los 4 pisos que levantaron, de los ventanales que están construyendo, y los castillos que cada vez levantan, les hace ver que desde ese lugar, TODO EL DÍA LOS OBSERVAN, tanto así que algunos robos se han cometido en viviendas cercanas, mientras los vecino no están.

Después de varias quejas, llamadas y reportes, decidieron que sería a través de las leyes que pedirían protección y en alguna parte de la denuncia ciudadana se lee:

«De permitir las autoridades municipales el otorgamiento del permiso de construcción como actualmente se aprecia ~con irregularidades e ilegalidades~ ponen en peligro inminente al suscrito y a mis familiares, se ocasionarán perjuicios mayores a corto, mediano y largo plazo, pudiendo mencionar, entre otros:
a) Daños psicológicos.
b) Daños a la salud.
c) Invasión a nuestra casa habitación.
d) Violaciones a nuestra vida privada.
e) Daños a la seguridad personal.
f) Pérdida de la privacidad.
g) Violaciones a nuestra intimidad.
h) Inseguridad e incertidumbre sobre las personas que habiten en la nueva construcción»

Esto quiere decir que de aquí en adelante, los daños que ellos puedan comprobar, se los estarán cobrando completitos a quienes dieron los permisos y están dando facilidades para que esta construcción crezca, y crezca sin aparente control.

«Quisieron levantar el cuarto piso, les hablamos al subdirector Francisco Ruiz y hasta los castillos cortaron. Luego les dijimos de una ventana que da a la casa del vecino que querían abrir y curiosamente la cerraron. Cosa que pedimos corregir y a la media hora ellos se ponen a arreglarlo. Pareciera que ‘alguien’ les está diciendo todo en cuanto colgamos el teléfono, de otra manera no me explico qué esté pasando»

Hace una semana, denunciaron los vecinos, fueron en Patrullas  por los trabajadores de la construcción a quienes se llevaron esposados en las cajas de las unidades: «como si ellos fueran los culpables de lo que está ocurriendo y lo que se ve, parece un burdo acuerdo entre la gente del Municipio y el arquitecto y el extranjero que quiso también quedarse con un espacio que pertenece al arroyo que debe supervisar Conagua y que no se lo permitimos», dijo uno de ellos.

Ese día de lo que parecía una suspensión, terminó cuando el encargado de la obra llegó y quitó todos los sellos de suspensión, «los hizo bolita» y los echó al suelo. Ese día los trabajadores que quedaron revisaban algunas cosas en el interior y otros sacan algunas maderas.

Al día siguiente volvieron, ya menos trabajadores, pero nunca se ha dejado de laborar en esa finca donde no han vuelto los supervisores de Desarrollo Urbano y al parecer donde «no se han dado cuenta» que esos sellos que colocaron, los quitaron nomás se dieron la vuelta…

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