Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- El sueño de Jese Jesús Juarez Padrón «El Piti», se apagó de manera trágica en un anexo de San Miguel de Allende, donde buscaba recuperarse de sus momentos difíciles para retomar su vida. Tenía solo 16 años cuando hombres armados entraron hasta el anexo en el que tenía la esperanza de retomar su vida, por él y por la gente que quería.
En la música había encontrado un refugio y comenzaba a dar sus primeros pasos como rapero, utilizando el rap como escape y forma de expresar lo que llevaba dentro. Pero más allá de su pasión por la música, recientemente había encontrado algo que nunca había sentido: el amor.
Desde junio, «El Piti» no dejaba de hablar de la chica que le devolvió las ganas de seguir adelante. Era un amor que no ocultaba, más bien lo gritaba y llenaba sus redes de momentos que soñaba con pasar con su chica.
Su amigos y familiares hablaban y hacían planes con él, sabían que al salir de ese anexo de la calle de Clavel en la colonia San Martin, ese al que lo llevaron con la esperanza de sanar, le ayudaría.
Sin embargo, la violencia en San Miguel de Allende cambió su historia de redención, cuando hombres en una moto llegaron hasta el lugar que él ocupaba para sanar, irrumpieron en el anexo y acabaron con su vida y la de otros dos «pacientes» al descargar su arma.
El caso de «El Piti» no es aislado.
Los anexos, que alguna vez fueron espacios de rehabilitación, se han convertido en blancos de ataques por parte de grupos delictivos en Guanajuato.
En estos lugares, la esperanza de recuperación se mezcla con el temor, ya que la violencia alcanza incluso a quienes buscan salir adelante.
La vida de «El Piti» quedó truncada cuando apenas tenía 16 años, dejando en quienes lo conocían el recuerdo de un joven que quiso cambiar su destino, pero las balas y la violencia no le dieron la oportunidad de completar ese sueño.
**** con Info de Ana Solís/ Redes Sociales