La reciente evolución de la inflación en México ha generado un respiro en el contexto económico de los ciudadanos. En la primera quincena de octubre, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una tasa anual de 3,63%, un descenso significativo respecto al 3,76% observado al cierre de septiembre. Este dato, publicado por el INEGI, marca la primera desaceleración después de cuatro quincenas de incrementos continuos, aunque esto no implica una disminución de precios, sino un crecimiento a un ritmo más moderado.
Durante la primera mitad de octubre, el aumento generalizado de los precios se ubicó en 0,28% en comparación con el periodo anterior, cifra que resulta inferior al 0,43% reportado un año atrás. Algunos sectores, como la alimentación, bebidas y tabacos, junto con los costos de la educación, aún se mantienen por encima del índice general de inflación. En particular, la inflación subyacente, un factor crucial para las proyecciones a mediano y largo plazo, mostró un incremento del 4,24%, destacándose dentro de este indicador un alza de 5,24% en el precio de los alimentos y 5,82% en costos educativos.
La inflación no subyacente, que abarca tarifas gubernamentales y reguladas, se situó en 1,58%. En este contexto, los productos agropecuarios aumentaron un 1,06% a tasa anual, mientras que los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno mostraron una aceleración de 1,99%.
Las expectativas de los expertos pronosticaban ya una moderación en la inflación. Según una encuesta realizada por Citi entre diversas instituciones financieras, se anticipaba un índice inflacionario de 3,71%, lo que indica que el resultado actual se encuentra dentro de las previsiones. Este cambio en la tendencia ha renovado las conversaciones entre los economistas y analistas sobre la posibilidad de que el Banxico continúe reduciendo las tasas de interés de referencia, después de que en septiembre el banco central implementara su quinto recorte consecutivo, dejando la tasa en 7,50%.
Sin embargo, hay quienes sugieren cautela sobre estas decisiones. Según Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Base, las presiones a la baja sobre la inflación general se derivan principalmente de la inflación no subyacente, mientras que la subyacente se mantiene por encima del 4%. Esta situación genera preocupación, dado que un aumento repentino en la inflación no subyacente podría llevar a que el índice general supere nuevamente el objetivo establecido por el Banxico.








