La historia de Racing Club, un emblemático club de fútbol argentino, está marcada por un episodio oscuro que ilustra la intersección entre el amor por el deporte y los horrores de la dictadura. El 22 de febrero de 1977, en la antesala de un estadio que evoca pasión y fervor, ocurrió una masacre que permanecería en el silencio durante más de cuatro décadas. Durante este macabro evento, seis personas fueron asesinadas a manos del Ejército, un acto que se niega a ser olvidado, pero que aún es un misterio para muchos.
El documental titulado «Los fusilados de Racing«, dirigido por Rodolfo Petriz, busca reconstruir esta historia. A través de testimonios de testigos que aún cargan con la memoria de aquellos días oscuros, se desvela un relato que amalgama la memoria con la búsqueda de justicia. Petriz, quien siente un profundo compromiso con su tarea, considera que la película se convierte en un medio para que muchos que callaron durante tanto tiempo, puedan finalmente ser escuchados. Él espera que este film no solo informe, sino que también intensifique la búsqueda de respuestas sobre las víctimas.
La represiva atmósfera de la época obligó a la comunidad a sumirse en un silencio aterrador. La represión fue tal que, como se menciona en el documental, la mayoría de los que presenciaron la masacre optaron por callar, por miedo a las consecuencias de hablar. Sin embargo, algunos valientes decidieron romper ese silencio y compartir sus experiencias, permitiendo que nuevas generaciones conozcan lo que ocurrió dentro y alrededor del estadio del Racing Club.
A medida que avanza la trama, se refleja la conexión profunda entre el club y la comunidad. El Cementerio de Avellaneda se revela como el último refugio para muchos de esos mártires, con una fosa común que simboliza el dolor compartido. La importancia de honrar su memoria es palpable; Racing, en este sentido, se esfuerza por mantener viva la historia de aquellos que fueron silenciados, recordándoles a todos que el fútbol, más allá de ser un juego, lleva consigo la historia de un pueblo que aún clama justicia.
El impacto de estos eventos perdura no solo en la memoria individual de los sobrevivientes, sino en la identidad misma del club. Racing se enfrenta a la necesidad de reconciliar su glorioso pasado futbolístico con el oscuro legado de la dictadura. La lucha por visibilizar a los mártires ocultos dentro de sus gradas se convierte, por ende, en un acto de resistencia y una forma de preservar la memoria histórica.
Así, el documental no solo se presenta como un registro histórico, sino como un artículo de fe y resistencia. La historia de esos mártires de Racing es un llamado a la reflexión y a la acción, recordándonos que incluso en el dolor y el sufrimiento, el espíritu de lucha por la verdad y la justicia sigue vivo. Las gradas de Racing, con sus ecos de alegría, no deben olvidar el grito de auxilio que alguna vez resonó en su interior.
