La figura de Mario Vargas Llosa, un ícono de la literatura peruana y universal, ha dejado una huella imborrable en la cultura contemporánea. Su reciente fallecimiento ha conmovido no solo a los peruanos, sino al mundo entero. En su último adiós, se han cuidado todos los detalles que él mismo había querido, reflejando así la discreción que siempre lo caracterizó.
Despedida íntima en Lima
El adiós a Vargas Llosa se ha celebrado en la intimidad de su hogar en Lima. Rodeado del amor y el cariño de su familia, una capilla ardiente fue instalada para permitir que amigos y admiradores rindieran homenaje a su legado. Su esposa, hijos y nietos han sido partícipes activos en la organización de esta despedida, asegurándose de que se cumplieran sus deseos.
El momento del traslado
La jornada del traslado de sus restos comenzó cuando el reloj marcaba las 16:00 horas, horas en las que el cortejo fúnebre pasó frente a una multitud de admiradores. Desde su residencia, ubicada en un lugar privilegiado con vistas al océano Pacífico, se escucharon las muestras de cariño y respeto hacia un hombre que defendió la libertad y la verdad a través de su pluma.
“Mi padre era una persona universal”, expresó Álvaro, su hijo mayor, destacando la profunda conexión que Vargas Llosa tenía con su legado literario que traspasaba fronteras. La familia se ha mostrado agradecida por las expresiones de condolencia que han llegado desde diferentes partes del mundo, reflejando la magnitud de la pérdida.
La incineración y el futuro de sus cenizas
Aún no se saben los detalles sobre el lugar donde se llevarán a cabo la incineración y el destino final de las cenizas. La familia ha mantenido en reserva esta información, dejando entrever que podría haber maneras de honrar su memoria una vez que se complete este proceso. En Perú, el 14 de abril se ha declarado un día de duelo nacional, y las banderas ondean a media asta como símbolo de respeto.
Un legado inmortal en la literatura
La obra de Vargas Llosa seguirá viva, siendo un faro cultural que perdurará en la memoria colectiva. Su inmenso legado incluirá títulos icónicos como «Travesuras de la niña mala» y «Tiempos recios», que continuarán inspirando a futuras generaciones. La literatura es, sin duda, un espacio donde su voz siempre resonará.
La muerte de este gran maestro, ocurrida a los 89 años a causa de una neumonía, fue el resultado de un proceso de salud que se fue deteriorando poco a poco, rodeado por el amor de su familia en sus últimos días. Durante su convalecencia, su familia le leyó pasajes de “Madame Bovary”, una obra que había influido en su vida, haciendo que su despedida estuviera llena de esas memorias que nunca olvidará.