Redacción
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PUEBLA.- Un sacerdote de Puebla decidió pintar su cara en «La Última Cena», la emblemática obra de Leonardo Da Vinci y que estaba pintada en las paredes que adornan la parroquia de San Nicolás de los Ranchos.
Para no hacer el cuento largo, resulta que el padrecito mandó a hacer una réplica de la famosa obra poniendo SU ROSTRO, en vez de la cara del apóstol Santo Tomás de Aquino.
Lo que nadie se esperaba era que el cura tuviera intenciones más allá de tener en la iglesia local una representación de la que, según la Biblia, fue la última vez en la que Jesús de Nazaret se reunió con sus discípulos (los doce apóstoles) para compartir el pan y el vino antes de su muerte.
El cura Francisco Sales Cruz, párroco de la iglesia de San Nicolás de los Ranchos fue el autor intelectual de esta “reinterpretación”.
Los pobladores ya pusieron su queja ante el arzobispado y el padre no tuvo de otra más que devolver al plan original de la obra.
La obra mandada hacer por el padrecito 
La obra original, con Santo Tomás de Aquino
