La tradición cultural rebasa las fronteras de su geografía política y convoca a una comunidad fortalecida por la espiritualidad profunda y los lazos heredados, que peregrina especialmente desde el valle de México, Querétaro, Guanajuato y otras poblaciones circundantes como Dolores y Chamacuero (Comonfort), para festejar a su “General”, reconocido así a lo largo de los tiempos.
Esta talla de pasta de caña, creada en la época de la conquista española por manos purépechas y traída por el ímpetu franciscano hace aproximadamente 500 años a las aguerridas tierras de la frontera norte novohispana, se ha considerado por los especialistas como una de las más importantes del patrimonio artístico e histórico que América posee y resguarda desde aquella época.
El culto al Cristo de la Conquista, se vincula a la población indígena que habitó este territorio desde el arribo de los españoles y las fundaciones hispánicas de San Miguel en el siglo XVI (Pueblo de indios de San Miguel de los Chichimecas y villa española de San Miguel el Grande): chichimecas de paz de distintas naciones (guamares, guachi- chiles, copuces, jonaces, guaxa- banes), “mexicanos” o de lengua náhuatl, purépechas y particularmente otomís, quienes en sus barrios y comunidades tradicionales, arraigadas en distintos lugares del espacio urbano y rural de la región histórica de San Miguel, rinden tributo a la santa Cruz y a los cristos de conquista con advocaciones del Señor de la Conquista, Santo Entierro, el Señor de la Piedad, Señor de la Salud, Señor del Llanito, entre otros, a partir de un fuerte
y complejo sincretismo cultural y espiritual, que relaciona a la divinidad cristiano-católica con la cosmovisión ancestral del sol, el cerro, “el padre viejo”, los elementos de la naturaleza, los cuatro rumbos (puntos cardinales) y la invocación de los antepasados (las ánimas), además de otros conceptos culturales (por ejemplo el de la “mexicanidad”) que se encuentran inmersos, vigentes y reconocidos.
El Señor de la Conquista de la parroquia de San Miguel Arcángel fue el patrono de dos co- fradías o asociaciones religiosas que residieron en la parroquia de San Miguel Arcángel durante el virreinato. La Cofradía de San Nicolás Penitente de los Naturales, de fieles indígenas y fundada cerca del siglo XVII, la cual realizaba una procesión anual (hasta 1842) en la que la imagen del Cristo de los Conquistadores era llevada en andas por la República de Naturales y sus principales (gobernador, fiscales, alguaciles y caciques o nobles indígenas). La Cofradía de la Santa Veracruz, integrada por la población española y fundada en el siglo XVIII, la cual tuvo entre sus piadosos a la familia de la Canal y como mayordomos a Domingo de Allende y Ayerdi, y Domingo de Allende y Unzaga, padre y hermano de Ignacio de Allende, respectivamente.
La devoción al Cristo de la Con- quista es un tesoro del patrimo- nio intangible que privilegia a nuestra ciudad, indispensable para comprender el devenir y la personalidad cultural sanmi- guelense. Entre actos religiosos e insignias, encuentros, compadrazgos, velaciones, acompañamiento y “santa obligación”, rezos, música, alabanzas, copal, flores, cirios, veladoras, ofrendas de cucharilla (ramilletes y basto- nes), parandes, yuntas y danzas, la comunidad renueva su palabra y sus lazos históricos, fortalece el conocimiento compartido a lo largo de generaciones y la tradición mantiene su autenticidad.