Redacción
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CDMX.- Médicos especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) realizaron el primer trasplante a nivel nacional de un donador positivo a COVID-19 en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 25, en Nuevo León, para salvar la vida de una niña de 12 años, cuyo pronóstico de vida no rebasaba las 72 horas si no recibía un hígado nuevo.
A dos horas de haber sido decretada “Código 0”, clasificado como una “Urgencia Nacional”, por el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), apareció una esperanza de vida para Sofía, de 12 años. Sin embargo, había un obstáculo: el donador había resultado positivo a COVID-19.
La UMAE No. 25 se encontraba frente a un nuevo reto: el equipo multidisciplinario de especialistas analizó el protocolo internacional para determinar la viabilidad de colocar en la niña un órgano donado por un paciente con muerte cráneo encefálica, pero con una prueba positiva a SARS-CoV-2.
El jefe de División de Trasplantes del hospital, doctor Gerardo Luna López, explicó que la pequeña Sofía padecía el síndrome de Alagille, enfermedad hereditaria poco frecuente que causa múltiples afecciones, principalmente al hígado, donde se produce cirrosis, misma que lleva a una falla hepática.
Además, el 27 de marzo de este año, la menor había recibido un primer trasplante de hígado en este mismo hospital, pero al quinto día de la cirugía presentó una complicación por una trombosis de arteria hepática, que ameritó intervención quirúrgica para la reconstrucción del vaso, misma que fue fallida.
A partir de entonces, la muerte para Sofía parecía inminente. El 4 de abril, el caso se planteó como emergencia nacional para un trasplante con la próxima donación de hígado de cualquier lugar o institución del país.
Dos horas después, en Irapuato, Guanajuato, se notificó la donación del órgano por parte de un paciente masculino de 16 años. Era la oportunidad que los médicos esperaban para la paciente Sofía.
En los exámenes del donador aparecía un diagnóstico positivo a COVID-19, pero las características de peso, talla y hasta grupo sanguíneo eran compatibles con la receptora.
“Sabíamos que no íbamos a encontrar otra oportunidad como ésta”, comentó el doctor Luna López, al indicar que a la paciente le pronosticaban un máximo de 72 horas de vida.
El comité de trasplantes de la UMAE No. 25 se abocó a analizar el costo-beneficio de dicho trasplante. Aunque era positivo a COVID-19, el donante se había mostrado asintomático, su carga viral no era de alta contagiosidad y su muerte fue por una razón distinta: una lesión neurológica grave.
Los médicos reforzaron la viabilidad del trasplante ofreciendo a la paciente un tratamiento profiláctico con que cuenta el hospital para protegerla del contagio viral.
Con estos argumentos a favor, el equipo procurador acudió al Hospital General (HG) de Irapuato, de la Secretaría de Salud, portando Equipo de Protección Personal para extraer el órgano y llevarlo a Nuevo León, donde los cirujanos trasplantólogos trabajaron durante seis horas para colocar el hígado en la menor que ya lo esperaba para seguir viviendo.
El jefe de División de Trasplantes del Hospital de Especialidades No. 25, explicó que el trasplante de hígado es un proceso de alta complejidad quirúrgica, debido a que hay cuatro estructuras que deben ser conectadas al cuerpo del receptor: la arteria hepática, la vena porta, las venas suprahepáticas y la vía biliar, todas ellas con calibres milimétricos que requieren extrema precisión para embonar y funcionar adecuadamente.
Finalmente, la cirugía resultó un éxito porque no dejó datos de infección viral en la receptora ni en los cirujanos, y marcó un precedente en la historia del IMSS en todo el país.
“Esto marcará una tendencia para la ciencia médica. Ahora sabemos que se puede investigar y tomar la mejor decisión en este tipo de casos para no desaprovechar órganos donados por pacientes asintomáticos con COVID-19”, informó Luna López.
Pasaron las 72 horas críticas en cuidados intensivos y, el 21 de abril, la paciente regresó a casa con buen pronóstico de vida, para realizar sus actividades rutinarias de manera normal.
Para el doctor José Manuel Pavón Sánchez, médico de Terapia Intensiva Pediátrica, fue muy importante la coordinación de todas las disciplinas médicas que interactúan en este tipo de casos.
“Me siento muy orgulloso de formar parte de la institución, de este gran equipo de salud, de saber que contamos con un gran respaldo de nuestros jefes, de nuestros directivos. Siento orgullo de saber que a través de mi trabajo, pudimos cambiar la vida de Sofía. Esto, para uno como profesional, es muy alentador, es gasolina para seguir haciendo las cosas cada vez mejor”, compartió con emoción el doctor Pavón Sánchez.
Por su parte, el director general de la UMAE No. 25, doctor José María Sepúlveda Núñez, aseguró que éstos son los resultados del trabajo de todas las categorías del hospital que asumen los retos que sean necesarios en el proceso de atención.
“Como director de este hospital, para mí es un gran honor y un gran orgullo tener un gran equipo de trabajo. El primer trasplante que se realiza con un hígado de un paciente con prueba COVID-19 positiva era un gran reto que asumió un gran equipo de trabajo y, afortunadamente, salió exitoso”, expresó Sepúlveda Núñez.
Confirmó que Sofía fue dada de alta y, tanto él como el todo el equipo médico que participó en la intervención, esperan que siga evolucionando positivamente.
“El IMSS está para eso, para enfrentar y afrontar los retos que nos presenta el día a día, seguiremos trabajando para darle lo mejor a nuestros derechohabientes”, concluyó el director de la UMAE No. 25.