Redacción
Newssanmiguel@gmail.com
Juan Pablo Lomelí tiene 19 años de edad y es originario de Pénjamo, Guanajuato. A los 15 años y por influencia de supuestos «amigos», comenzó a consumir drogas, que lo llevó a abandonar sus estudios y ni siquiera terminar la secundaria.
Por años se mantuvo atrapado dentro del mundo de las drogas hasta que hace unos meses entró voluntariamente al Centro de Recuperación y Rehabilitación para Enfermos de Alcoholismo y Drogadicción (CRREAD), en Pénjamo, donde, además de rehabilitarse, aprovechó para continuar con sus estudios.
Juan Pablo le «entró» duro a la estudiada y esta semana, recibió su certificado que avala que sus estudios de secundaria, los que dejó por las drogas, están concluidos.
Ahora no quiere parar y su próxima meta es la preparatoria porque quiere ser Abogado.
“La drogadicción es una celda muy oscura que no deja nada bueno. Yo pienso salir de aquí y empeñarme en un buen trabajo, después seguir estudiando. A mí me gustaría ser abogado, pues se trata de cambiar”.
Al centro de rehabilitación donde se internó Juan PAblo llegó el Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (INAEBA), y aprovechó su internamiento para seguir sus estudios.
“Voy a demostrarle (a mi familia) con hechos que le voy a echar ganas, que ya no voy a seguir en lo mismo. La verdad es muy triste andar en las drogas porque a uno lo desprecian mucho”, continuó el joven quien encontró en la educación una nueva oportunidad de vida.
Otro joven del CRREAD, que también recibió su certificado de secundaria, es Juan Juárez de 22 años, quien también vivió lo que JUan Pablo:
“Me envicié en la droga y ya no pude terminar mi secundaria. Tenía como 12 años. Me motivó estudiar para que me ocuparan en un trabajo, en una empresa. Es una oportunidad para salir adelante”.
Agradeció a su familia porque nunca dejó de brindarle su apoyo y hoy recomienda a otros jóvenes que eviten involucrarse en situaciones de riesgo.
“Yo les diría (a otros jóvenes) que se pusieran a estudiar, que terminen su primaria o secundaria para que sean algo en la vida. Eso de andar con malas juntas no deja nada bueno.
«Yo sí me arrepiento, porque mi papá me decía que terminara la escuela, él me apoyaba y por andar en la droga no entendí,pero (ahora) estoy agradecido con INAEBA porque me han dado oportunidad de terminar”, concluyó Juan Juárez.
Con la finalidad de fortalecer la atención educativa que se brinda a las personas que reciben tratamiento de rehabilitación por adicciones para que puedan salir del rezago educativo y se facilite su reinserción social y laboral, entre 2018 y lo que va del 2019, el INAEBA ha certificado a 605 personas que se encontraban internadas voluntariamente en instituciones de diversos municipios para su recuperación.
De ellos, 88 terminaron la primaria y 517 la secundaria. De la población total atendida, 121 son mujeres y el resto son varones.
En entrevista, Miguel Ángel Murillo Guillén, encargado del CRREAD, reconoció la importancia de la educación en la recuperación de estas personas, sobre todo entre los más jóvenes, quienes llegan a estos centros incluso en condición de analfabetismo.
“La drogadicción y el alcoholismo son una enfermedad, acaba con todo el autoestima y pensamos: uno no sirve para nada, y cuando ven que pueden aprender a leer y a escribir (por medio del INAEBA) y les dan su diploma de primaria y secundaria, su autoestima se levanta. Muchas veces no fueron a la escuela, se metieron chicos a trabajar para arrimar un taco a la casa”, aseguró Miguel Murillo.