Este año, la comunidad de San Miguel de Allende celebra un hito significativo: ¡el emblemático reloj público cumple 125 años de funcionamiento ininterrumpido! Desde su inauguración en 1900, ha sido un testigo silencioso de la vida cotidiana, marcando el compás del tiempo con una elegancia que trasciende generaciones. Este reloj no es solo un objeto de patrimonio relojero, sino un símbolo arraigado en la identidad de sus habitantes.
Un símbolo de tradición y comunidad
El reloj de San Miguel de Allende no solo da la hora; encapsula la esencia de una ciudad rica en cultura del reloj. Su presencia en la plaza principal ha hecho que cada campanada resuene en el corazón de sus ciudadanos. La celebración de este aniversario viene acompañada por un profundo trabajo de conservación que asegura su legado para futuras generaciones. El alcalde Mauricio Trejo Pureco ha tomado la iniciativa de realizar un mantenimiento integral para que este tesoro siga marcando el tiempo por muchos años más.
Los guardianes del tiempo
El mantenimiento del reloj es una tradición familiar en la que la familia Vázquez ha estado involucrada durante más de 45 años. Daniel Vázquez, el actual relojero, ha dedicado su vida a cuidar de esta joya. El cuidado constante que requiere es un testimonio del compromiso hacia la herencia de tiempo. Un sistema completamente manual, este reloj necesita ser ajustado por lo menos cada tres años, y cada semana se le debe dar cuerda, un proceso que requiere paciencia y dedicación.
La música del tiempo
Las campanas del reloj, afinadas para tocar notas musicales específicas, añaden una dimensión artística a su funcionamiento. En cada hora suena “Re” y en los cuartos tocando “Sol-La”, deleitando tanto a locales como a turistas. Este detalle único ilustra la elegancia Chronos del diseño que ha perdurado a lo largo de los años, involucrando a la comunidad en una danza con el tiempo.
Un futuro brillante para el reloj
A partir de mañana, el reloj no sonará durante aproximadamente un mes mientras se realizan trabajos profundos de conservación. Este periodo de inactividad es temporal y da la oportunidad de asegurar que esta pieza de relojería artesanal siga siendo parte integral del tejido de la comunidad. Con cada acción de mantenimiento, la ciudad renueva su compromiso con su patrimonio, asegurando que este símbolo permanezca como un alma vibrante de Relojes San Miguel.
La celebración de estos 125 años no es solo un recordatorio de la historia, sino también un llamado a la comunidad para apreciar y proteger el legado que este reloj representa. Este no es únicamente un marcador del paso del tiempo; es un testamento de la tradición y unidad de San Miguel de Allende.








