Científicos de la UNAM trabajan en una vacuna contra el Coronavirus

Redacción

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CDMX.- Científicos de la UNAM trabajan en una vacuna contra SARS-CoV-2, un tratamiento para atender a pacientes con COVID-19, con base en Dexametasona administrada vía intranasal y en un método para detectar anticuerpos de tipo IgG e IgM contra el nuevo coronavirus, que permitirá identificar a personas que han sido infectadas y han desarrollado respuesta inmune.

El equipo multidisciplinario, en el que participan integrantes del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) y de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, en colaboración con personal de institutos nacionales de salud, hospitales y otras universidades, está conformado por más de 50 investigadores clínicos y básicos (18 de ellos del IIBm), y estudiantes de distintas especialidades.

“Es un grupo transdisciplinario que puede abordar objetivos tan ambiciosos como competir con las grandes empresas en el desarrollo de una vacuna, de métodos diagnósticos y de un protocolo de tratamiento de pacientes”, afirmó Juan Pedro Laclette, investigador emérito de la Universidad Nacional.

Vacuna sintética

La labor de los expertos es coordinada por Edda Sciutto, doctora en Investigación Biomédica Básica e integrante del IIBm, y quien ha realizado estudios sobre vacunas para prevenir la cisticercosis.

La universitaria explicó que trabajan en una vacuna sintética y se evalúa la posibilidad de que ésta sea intranasal o inyectada.

“Hay vacunas basadas en el patógeno completo, y otras en algunos de sus componentes, que pueden ser recombinantes o sintéticamente producidos. En nuestro caso, identificamos regiones del virus que pudieran tener gran capacidad de inducir una respuesta inmune, con el objetivo de sintetizarlas con un alto grado de pureza. Es lo que estamos evaluando actualmente en el IIBm: su capacidad de inducir una respuesta inmune eficiente”, detalló.

En función de los resultados obtenidos se podría formular la composición óptima de la vacuna para iniciar la evaluación de su capacidad protectora y su inocuidad en un modelo animal.

Dexametasona intranasal

En breve se pondrá en marcha un protocolo clínico para evaluar un nuevo tratamiento basado en la administración de bajas dosis de glucocorticoides intranasales, en particular Dexametasona, para atender a pacientes con COVID-19.

El protocolo se realizará en conjunto con médicos del Hospital General de México, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, del Instituto Nacional de Cardiología, y con investigadores de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Universidad Nacional Autónoma de Morelos, y el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE).

El objetivo es prevenir en pacientes moderados la desregulación de la respuesta inflamatoria; en pacientes graves las complicaciones respiratorias severas que obligan a la intubación y ventilación mecánica; y en los pacientes severos reducir el tiempo de asistencia respiratoria y mortalidad.

Joselín Hernández, de la Unidad de Medicina Experimental UNAM en el Hospital General de México, donde se iniciará el protocolo con 60 pacientes, señaló que “quienes estamos en hospitales necesitamos más herramientas para evitar que las personas hospitalizadas lleguen a la unidad de cuidados intensivos, y estando ahí no mueran. Desde el inicio sabíamos que teníamos pocas estrategias y casi todas han sido copiadas del tratamiento de la Influenza A H1N1”.

Recordó que cuando les propusieron trabajar en este proyecto sabían que podía ser una buena opción, “sobre todo para evaluar si el uso de glucocorticoides puede evitar que pacientes graves no críticos progreses a pacientes críticos”, dijo.

Graciela Cárdenas, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, coincidió en que el protocolo puede brindarles herramientas para tratar a pacientes con COVID-19.

Al respecto, Sciutto resaltó que si los resultados son como esperan, buscarán que la aplicación de Dexametasona intranasal se realice en otras instituciones.

En tanto, Laclette remarcó que la propuesta de usar Dexametasona ha sido planteada desde hace más de dos meses y medio. “Aquí hay una innovación que es la aplicación intranasal, porque permite reducir la dosis, generando menores efectos colaterales negativos sistémicos, pero un efecto local antiinflamatorio más efectivo en vías respiratorias y en sistema nervioso central”.

Detección de anticuerpos

El equipo multidisciplinario también desarrolla un ensayo para detectar anticuerpos del SARS-CoV-2; para ello han recibido sueros de pacientes con COVID-19 del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, que son analizados en la Unidad de Investigación con instalaciones de BSL2 plus, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.

Ya se tienen ubicadas cinco moléculas que pudieran usarse para detectar anticuerpos. “En algunas semanas podríamos tener resultados y solicitar a las instituciones de salud más sueros para que, siguiendo la normatividad de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, validar el ensayo de inmunodiagnóstico, y a corto plazo poder ofrecer a la comunidad de la UNAM y a México esta prueba para saber si alguien tuvo o no la infección”, expuso Sciutto.

Laclette subrayó que para regresar a la nueva normalidad se requiere tener una idea del estatus inmunológico de la población. “Necesitamos saber qué proporción de la población va teniendo contacto con el SARS-CoV-2; sabemos que la mayoría son asintomáticos, y a través de pruebas masivas se puede evaluar la evolución de la epidemia en el país y tomar decisiones mejor fundamentadas”.

Finalmente, Sciutto invitó a estudiantes, académicos y personal médico de los hospitales a incorporarse a estas investigaciones, pues “hay mucho por hacer”.

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