La reconocida Feria del Alfeñique ha dado inicio en San Miguel de Allende, poniendo en el centro de atención los dulces típicos que simbolizan la herencia cultural de este encantador municipio. Desde el 7 de octubre hasta el 3 de noviembre, la Plaza de la Soledad se transforma en un mosaico de colores, sabores y tradiciones. Este evento se convierte en una vitrina donde los visitantes pueden apreciar el talento de los artesanos locales, quienes dedican su vida a preservar el dulce patrimonio de la región.
La conexión entre pasado y presente en la Feria del Alfeñique
Durante la inauguración, el regidor Rafael Torres, en representación del presidente municipal Mauricio Trejo, transmitió un mensaje de apoyo a las familias productoras de dulces que continúan alimentando esta tradición. La esencia de sus palabras reflejó el orgullo de una comunidad que mantiene vivas sus raíces a través de los sabores del Bajío, enfatizando la importancia de los caramelos sanmiguelenses en la cultura local.
Un viaje por los sabores de San Miguel
La Dulcería El Paraíso y Dulce Casona son solo algunos de los nombres que adornan los estands donde los asistentes pueden degustar delicias hechas a mano. Los alfeñiques, protagonistas indiscutibles de este festival, son elaborados con una mezcla de ingenio y pasión, resultando en productos de alta calidad. «Cada dulce que ofrecemos cuenta una historia, un clic de nuestro legado», destacó Magdalena Huerta, secretaria de la Asociación Tradicionalista del Reverendo Padre Antonio Bustamante.
Un acto simbólico de unidad y celebración
El tradicional corte de listón llevó a cabo autoridades y miembros de la asociación, marcando el inicio de una fiesta que va más allá de lo gastronómico, celebrando la unión de la comunidad sanmiguelense y el valor de sus tradiciones. Este evento no solo atrae a turistas sino que también ofrece una plataforma para que los artesanos locales muestren su trabajo, creando vínculos entre productores y visitantes.
La esencia de la tradición en cada bocado
La Feria del Alfeñique no es solo una oportunidad para compartir dulces, sino un recordatorio del compromiso de San Miguel de Allende con su historia y sus tradiciones. Al explorar los estantes de sabores del Bajío, se puede descubrir cómo cada bocado de dulce cuenta la historia de un pueblo que, con orgullo, celebra su identidad.
San Miguel de Allende reafirma, a través de la Fiesta Mexicana de Azúcar, que la tradición, la cultura y la esencia sanmiguelense son más que dulces; son parte de un legado que se transmite de generación en generación. Una experiencia que invita a todos a disfrutar de un viaje a través del mágico mundo de los dulces y recuerdos.
