#RelatosDeCalle Atole, conchas y chilindrinas para un brindis de política

Por La Pau de San Miguel

Columna: #RelatosDeCalle

 

 

¡Holliiiii amigos! yo soy Pau, la Pau de San Miguel, aquella loca que anda por la ciudad de camino a la uni o los lugares a los que mis papis me invitan y donde aprendo muchas cosas de lo que veo en este pueblo que adoro.

Como los chicos de NEWS me dan chance de escribir y poner lo que se me viene a la mente, pues no quiero desaprovechar esta oportunidad padrísima de contarte cómo terminó ayer mi día: en una mesa donde unos chicos vestidos como de chef repartían atole y pan, de ese que te venden en la tiendita de Doña Chole. ¡Atole y pan, Harina y masa para cerrar una noche de política! 

A lo que voy es que ayer mis papis me llevaron a la fuerza a un evento de esos de la política que siempre hacen todo súper aburrido y laaaaargo largo.

Este evento fue la noche del lunes en el Teatro Ángela Peralta y por más que les dije a mis papis que no me llevaran, me obligaron para que viera otras cosas que pasaban en la ciudad. Hoy se los agradezco porque me di una súper divertida con tanta ocurrencia mexicana que tienen los políticos para llamar la atención.

Y déjame contarte lo primero que llamó mi atención: la presentadora del evento, que neta no sé ni quién es y mis papis tampoco, pero que ya luego como que escuché su nombre.

Pues con ella empezó la diversión, cuando mi mente se hizo la primera pregunta: «¿de dónde la sacaroooon?» con ese peinado y esa vestimenta parecía salida del Burlesque. Pero no contenta con eso, la misma doñita que hablaba al micrófono lo hacía entre sexosa y melosa ¿sí sabes? algo así como desagradable y de mal gusto, digo, para ser un evento de política, creo que sus palabras y ese acento utilizado por las señoras que salían en las películas de ficheras, ni venían al caso.

Luego salió la señora que era como la principal de ahí, con un vestido que se parecía a los que usa la respetable Rigoberta Menchú, la que ganó el Nobel de la Paz, pero esta enseñaba pierna y abría sus brazos cual mariposa alzando el vuelo con sus mangas largas largas y bordadas de muchos colores, como las Chinas Poblanas en el jarabe tapatío.

Y luego de la presentada sexosa de la señora a la que le decían Viole, la del vestido bordado de muchas flores habló, habló y habló…y así por mucho tiempo.

Ya como a la hora le dije a mi papi que mejor lo esperaba en el cafecito del Starbucks, que ahí me alcanzara, pero me obligó a seguir sentada en una de las muchas butacas vacías que había, lo que sirvió para que no se llenara de ese calor de humanidad en el Teatro, que siempre que está lleno, se siente un calor infernal.

Casi dos horas después, con la pila de mi cel a punto de acabarse, me puse a leer los periodiquitos que repartieron con sus logros y esas cosas que ponen los políticos, pues como no tenía nada mejor qué hacer, lo vi con detenimiento y que veo que está lleno de errores de ortografía y redacción, hablando de un montón de cosas que hasta mi papi dijo que dónde las habían hecho, porque él nunca vio que cayera nada en San Miguel. Yo la verdad seguí leyendo el periodiquito que me hizo la noche.

Cuando se lo llevé a mi amigo Paul, que estudia diseño digital y tiene un curso de Artes Digitales me dijo: «¿Quién hizo esto?» y la neta que seguro alguien conocido de la señora que habló por horas en el teatro y espero que no le haya pagado porque ni la ortografía le revisó, y si le pagó, pues creo que debe pedirle que le regresen la lana.

Y luego de muchos aplausos y cosas esas que hacen en la política, mis papis dijeron que era hora de salir para evitar eso de que te vayan saludando de mano en mano  y fue cuando nos topamos con los chicos de la UTSMA esperando repartir las conchas y las chilindrinas con el atole que era para la gente que asistió a ese evento político y donde por cierto me encontré con doña Panchita, la que señora que nos ayudaba antes a arreglar la casa y que me dio mucho gusto saludarla, pero como porque iba con sus amigas de la cuadra y de la colonia, no pude platicar tanto.

Yo le dije a mi papi que hay quienes celebran con un brindis el término de sus eventos o los invitan a compartir un momento de distracción en otro lugar , pero no, aquí hubo panecillos  y atole para cerrar una noche de triunfo político, acompañado del alimento ideal para un México que sufre de obesidad, diabetes, hipertensión y que no se mueve: ¡Salud con su tazota de atole y su pan!.

Pues ya acabé de contarles, prometo salir más seguido y que mis amiguitos de NEWS me sigan permitiendo escribir porque mis papis dicen que siempre están orgullosos de mi cuando ven que La Pau de San Miguel relata lo que pasa en su ciudad.

¡Nos vemos lueguito!

 

 

 

 

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