Redacción
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Ayer en la colonia Mexiquito hubo fiesta hasta donde llegaron vecinos, amigos y feligreses de otras parroquias del San Miguel de Allende y otros municipios sólo para darle la bienvenida al Padre Enrique Gutiérrez Sánchez, quien a partir de este 14 de agosto quedará al frente de los miles que pertenecerán a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario.
La toma de su parroquia fue algo «fuera de la normal», porque la Parroquia que le toca dirigir al Padre Enrique, no tiene paredes, no hay puertas, la campana es pequeña y las imágenes benditas se tienen que resguardar en una pequeña iglesia que se convirtió en la primera piedra de lo que será un gran templo.
Y fue esa imagen de la nueva iglesia la que ayer lució en su bienvenida, hasta donde llegaron 12 sacerdotes y el obispo de la Diócesis de Celaya, a la que corresponde San Miguel de Allende, Monseñor Benjamín Castillo, para entregar en sus manos y de manera simbólica a la feligresía que hoy necesita tanto de muchas oraciones y mucha paz.
Y es que durante muchos años, el Padre Alfredo, quien precedió su lugar, se dedicó junto con los fieles a aportar fuerzas, ganas e impulso en la creación del proyecto para levantar la Parroquia que albergará a la Nuestra Señora del Rosario.
EL obispo de la Diócesis; Monseñor Benjamín Castillo, dijo que los fieles le han echado muchas ganas para sacar adelante el proyecto y hasta un montón de piedras hay al lado de la pequeña capilla para comenzar a construirla, «poco a poco la iremos levantando, pero antes es importante hace comunidad, unir a todos, y nadie tiene que sacarle».
El Proyecto de Nuestra Señora del Rosario contará con una gran cúpula, 2 torres al frente, un gran atrio, espacio para el alojamiento de quienes se encargarán de cuidarla y los sacerdotes, así como el espacio para quienes todos los días acudirán al lugar para hacer oración.
Y para comenzar a construir la Parroquia, en el lugar sólo hace falta dinero y mucho trabajo, que los fieles, ahora de la mano del padre Enrique, comenzarán a «picar piedra» y colocar los cimientos de lo que será la nueva casa de Nuestra Señora del Rosario en los terrenos de la colonia Mexiquito.