En una emotiva historia que combina aquellos años de desafíos con la esperanza, Francisca, conocida cariñosamente como Paquita, ha recibido finalmente una pensión de orfandad a la edad de 92 años. Este gesto del Estado no solo representa un alivio financiero, sino que es emblemático de un reconocimiento tardío de los derechos de aquellos que sufrieron durante la Guerra Civil Española.
Un encuentro con la historia
Paquita, quien ha vivido toda su vida en Madrid, se describe como una mujer amable y llena de vida. Su amor por la historia y el cine antiguo refleja su profunda conexión con el pasado. A pesar de haber sido diagnosticada con Alzheimer, su memoria guarda relatos vívidos de épocas pasadas, incluyendo su paso por el Metro de Madrid, donde desempeñó funciones como taquillera y revisora.
El recuerdo más preciado de Paquita es sin duda su breve encuentro con el Papa Francisco en 2018. Él se sorprendió al encontrarla tan bien a su avanzada edad. ¿Quién hubiera pensado que una mujer con un pasado tan turbulento podría ser fuente de inspiración?
La historia de su familia
La vida de Paquita se vio marcada por la pérdida. Huérfana a los cuatro años tras la muerte de su padre, Zacarías, durante la guerra, tuvo que aprender desde pequeña lo que significa afrontar dificultades. Su madre, Carmen, se vio obligada a trabajar como limpiadora para mantener a sus tres hijas. Sin embargo, Paquita rememora con cariño su infancia, destacando que nunca sintió que pasaba hambre, gracias al esfuerzo de su madre.
- Casamiento de sus padres en 1926.
- Muerte de su padre en 1938 por una bala perdida.
- Carmen, su madre, trabajando arduamente para criar a sus hijas.
El descubrimiento del tesoro olvidado
Años de silencio se rompieron cuando uno de sus hijos, Juan Gregorio, empezó a investigar sobre el pasado familiar. Su búsqueda lo llevó a descubrir documentos que acreditaban la muerte de Zacarías, lo que resultó en la solicitud de la pensión de orfandad para Paquita, amparándose en la Ley 5/1979. Este hallazgo fue como descubrir un tesoro olvidado, abriendo un nuevo capítulo en su vida.
A pesar de sus dudas iniciales, el proceso se inició y, tras presentar la documentación requerida, la felicidad desbordó cuando el gobierno español le comunicó la concesión de la pensión. Esta pensión, por primera vez tras 87 años de su padre fallecido, no solo simboliza un apoyo económico, sino un acto de justicia tardía.
Impacto emocional y social
Para Paquita, recibir esta pensión ha sido el mejor regalo de cumpleaños. En una sociedad donde muchos aún luchan por recibir el apoyo social que merecen, su historia es un recordatorio de que nunca es demasiado tarde para luchar por lo que nos pertenece. Su legado y la dignidad con la que ha enfrentado la vida son inspiradores. Pero, ¿cuántos otros también guardan un tesoro escondido en su historia familiar?
A través del tiempo, la historia de Paquita resuena en aquellos que buscan justicia social y reconocimiento. Su pensión de orfandad no es solo un recurso financiero; es un pomo de luz que destaca la resiliencia humana y la importancia de los derechos que deben ser reconocidos, sin importar cuán olvidados puedan parecer en el camino.