Vivian Wilson, a sus 21 años, se ha convertido en una figura pública de referencia a pesar de la turbulenta relación con su padre, Elon Musk. Como modelo y creadora digital, ha logrado captar la atención a través de sus apariciones en portadas de revistas de moda y ha acumulado miles de seguidores en redes sociales. Sin embargo, su vida privada es marcada por un profundo desencuentro con el empresario, con quien no ha hablado en los últimos cinco años desde que ella decidió cambiar de sexo.
Las críticas de Vivian hacia Musk han ido en aumento. En sus declaraciones más recientes, lo ha calificado de «narcisista» y ha denunciado su comportamiento, acusándolo de ser propenso a «ataques de ira». Ella ha revelado que él ha concebido a sus hijos, incluidos ella y su gemelo, a través de ingeniería genética, generando más controversia en torno a los métodos poco convencionales de procreación que usa.
Vivian también se ha expresado sobre las visiones políticas de su padre. Según sus propias palabras, el discurso de Elon Musk hacia las personas trans y su inclinación hacia el fascismo han estado presentes desde siempre, lo que considera que no está ligado a su transición. Ella se siente fuerte en su identidad, afirmando que conocía a su padre muy bien para entender que su aparente progresismo era un «timo de marketing». Esta postura ha hecho eco en muchos, especialmente considerando su papel como hija de Elon Musk, el hombre más rico del mundo.
La complejidad de la familia Musk se evidencia, no solo a través de las palabras de Vivian, sino también en la historia de sus padres. Elon Musk y Justine Wilson, la madre de Vivian, tuvieron un matrimonio lleno de tensiones. A pesar de los desafíos que enfrentaron, la primera relación fue la más ‘tradicional’ que Musk ha tenido. Esta relación se vio marcada por la trágica pérdida de su primer hijo, algo que dejó cicatrices profundas en la familia.
Las dificultades financieras que enfrenta Vivian son un aspecto que sorprende a muchos. A pesar de ser parte de la familia Musk, ella ha declarado recientemente vivir en un apartamento compartido y luchar para cubrir necesidades básicas. Este contraste con la imponente fortuna de su padre ha causado gran revuelo en los medios. Su denuncia pública de encontrarse «en quiebra» ha sido un grito de atención hacia la realidad que vive, alejándose de la imagen de riqueza que la mayoría asocia con su nombre.
Finalmente, Vivian no teme hablar de la relación que ha tenido con Musk a lo largo de estos años. Ha dejado en claro que no le importa la riqueza de su padre y lo califica de «niñato patético». Sus intervenciones y críticas parecen no solo ser un reflejo de su oposición a su padre, sino también un llamado a la conciencia sobre una familia que, a pesar de su éxito, no ha estado libre de problemas familiares. En este contexto, su papel como hija ejemplar es revalorizado bajo un nuevo prisma: el de una mujer que lucha por su reconocimiento y derecho a ser quien es.
