Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- Cada día queda más claro que el PAN de Guanajuato, bajo el mando de Eduardo López Mares, y las «órdenes» de Diego Sinhué y ahora de Libia Denisse, ha perfeccionado el arte de la protección selectiva.
A través del fiscal Carlos Zamarripa, han «perdonado» a Mauricio Trejo, actual alcalde de San Miguel de Allende, por un evidente caso de peculado. Además, las carpetas de investigación contra funcionarios municipales denunciados ante la Fiscalía General de Guanajuato, parecen estar estancadas en un limbo burocrático.
Todo esto parece parte de una estrategia para proteger los intereses de aquellos que están por concluir su mandato.
Pero no conformes con proteger sus «selectos» intereses, ahora también traicionan a la militancia del PAN en San Miguel de Allende, pasando por encima de sus intereses e incluso de su protección e integridad, pues el día de la elección, los panistas de San Miguel de Allende se sintieron abandonados por el gobierno estatal.
Varios de los integrantes consultados indicaron que pidieron repetidamente la presencia de las fuerzas estatales, lideradas por Álvar Cabeza de Vaca, para denunciar las agresiones y violencia sufridas contra sus representantes en las casillas. Sin embargo, ESAS FUERZAS NUNCA LLEGARON.
Estas elecciones dejaron claro que la Seguridad de Álvar, el gobierno de Diego y el Comité Estatal del PAN abandonaron a sus propios militantes en San Miguel de Allende.
Hoy, en el recuento de votos en el Instituto Estatal electoral en San Miguel de Allende, el Comité Estatal del PAN envió a Fernando Orta Niño, un miembro del Comité Estatal del PAN quien, sin avisar, dijo a la representante del PAN ante el Consejo de San miguel de Allende «que se quitara» que él llegaría a supervisar los trabajos,.
Lo sorprendente es que ahora, se le ve trabajando codo a codo con Herminio Hernández, el exdirector jurídico despedido por perder varios casos y actual representante del PRI en el IEEG.
¿Coincidencia? No lo creemos.
Quizás el destino siempre tuvo este camino trazado, uno donde la política y la protección personal se entrelazan en un elegante baile de conveniencia y traición, donde el PAN siempre jugó a perder, con tal de que los negocios de quien gobierna, no se vieran afectados, no importa sobre quién o quiénes pasarían.