Redacción
newssanmiguel@gmail.com
La noche del domingo, el dueño de un auto Ford K color naranja dejó su auto estacionado en la zona de la calle Aparicio, por donde atraviesa el arroyo.
Ese día las nubes avisaban una posible lluvia , nada que no haya ocurrido en los últimos días de este verano.
Pero Justo a la medianoche en San Miguel de Allende caía una granizada acompañada de lluvia que no paró en una hora, así el arroyo se fue llenando, llenando, llenando y llenando….
Al estar en una zona inclinada, la corriente alcanzó una velocidad tan fuerte que todo lo que hallaba a su paso se lo llevaba. Como el pequeño auto naranja estaba estacionado en un espacio vulnerable y la corriente arrastraba sin distinción, comenzó a moverlo del lugar donde su dueño lo había dejado.
Cuando terminó la lluvia y la granizada, se dieron cuenta que el alambrado de la calle Aparicio que colocaron justo sobre el paso del arroyo, estaba roto, pero no sabían qué era lo que lo había dañado.
Fue hasta que el dueño del auto buscó su auto que se dio cuenta que la corriente se lo llevó y que era el que había roto el alambrado.
Con la luz del día pidieron ayuda a las autoridades, mientras un ejército de empleados de Obras Públicas reparaba la calle que la corriente había destrozado. A los tránsitos les dijeron que su auto estaba dentro del arroyo, que por ahí se había ido. Primero bajaron elementos de tránsito y caminaron algunos metros y no encontraron nada.
Pasado el mediodía llegaron Protección Civil y en compañía de personal de Sapasma y Obras, caminaron más de 300 metros para buscar el Pointer… no encontraron nada y hasta señalaban que seguramente el auto lo habían dejado en otro lado y seguramente el dueño no lo recordaba.
El arroyo que atraviesa la calle de Aparicio, el cual desemboca en el Mercado de Artesanías, y los dueños no se darían por vencido tan rápido.
Y mientras los trabajadores seguían reparando la calle, los vecinos decidieron entrar al arroyo a hacer su propia búsqueda y tras varias horas lo encontraron, en medio de un montón de carrizos, justo a 200 metros de donde rompió la valla y dio vueltas y vueltas y vueltas y vueltas hasta quedar atorado a en un bloque de cemento rodeado de carrizos.