La evolución de los ingresos de las familias en México es un tema de gran relevancia en el contexto actual, marcado por avances significativos, pero también por desafíos persistentes. La Encuesta Nacional de Ingreso y Gastos de los Hogares (ENIGH) revela que, aunque el ingreso promedio ha mostrado una recuperación para los grupos más vulnerables, las disparidades y la pobreza siguen siendo problemas críticos que requieren atención urgente.
El aumento del ingreso y la reducción de la desigualdad
Un análisis de las cifras de la ENIGH revela que el ingreso promedio ha experimentado un aumento, principalmente para los hogares más pobres. En un periodo de ocho años, aquellos en el 40 por ciento más bajo de la distribución del ingreso vieron una mejora del 30.1 por ciento, contrastando con una leve disminución del 7.6 por ciento para el 10 por ciento más rico. Este cambio ha reducido la brecha, que pasó de 21 veces a 14 veces entre los dos extremos de la escala de ingresos.
La recuperación salarial como motor del avance
La recuperación del salario ha sido fundamental en este incremento. El trabajo representa alrededor del 65.6 por ciento de los ingresos familiares, donde el 85 por ciento proviene de salarios. Entre 2016 y 2024, el ingreso laboral creció un 13.2 por ciento, con el salario mínimo mostrando un aumento real que no ha generado las temidas consecuencias inflacionarias. La mejora de condiciones laborales es evidente, especialmente para el decil más pobre, que experimentó un incremento asombroso en su percepción laboral de 123 por ciento.
Los programas sociales y las transferencias limitadas
Sin embargo, el optimismo se ve enfrascado por el papel limitado de las transferencias de programas sociales, que solo constituyen el 17.7 por ciento del ingreso familiar y que han comenzado a ser regresivas. Mientras que en 2016, el 57 por ciento de los hogares más pobres recibían asistencia, en 2024 esa cifra cayó al 40 por ciento. Contrariamente, un aumento de 17 por ciento ha sido observado en el decil más rico. Así, se evidencia que las políticas sociales actuales no están corrigiendo la desigualdad de manera efectiva.
La desigualdad persiste
A pesar de la mejora general, el Índice de Gini, que mide la desigualdad, revela que México sigue siendo un país profundamente desigual. En el periodo reciente, este índice ha disminuido de 0.449 a 0.391, pero un nivel aceptable debería estar cerca de 0.25. Por tanto, aún queda un largo camino por recorrer para abordar las disparidades económicas.
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El gasto en salud y el envejecimiento poblacional
Otro aspecto que dificulta la recuperación es el aumento del gasto en salud, que creció un 40 por ciento en el mismo periodo, mostrando el deterioro del sistema público. Además, se ha observado un cambio demográfico preocupante: la población menor de 15 años ha disminuido un 25 por ciento, mientras que el número de personas de 65 años y más ha aumentado en un 21 por ciento. Esto representa un doble desafío que complica la situación económica y social del país.
Implicaciones para el futuro económico de México
La interacción entre el crecimiento de ingresos, la desigualdad persistente, y los cambios demográficos plantea preguntas sobre la sostenibilidad de esta mejora. Con el envejecimiento de la población y el estancamiento de la economía, nuevas estrategias serán necesarias para asegurar que el crecimiento económico se traduzca en bienestar para todos los ciudadanos. Los grandes actores económicos, como Coca-Cola, Telefónica, Banco Santander, e Inditex, entre otros, deberán estar al tanto de estas dinámicas y contribuir al desarrollo inclusivo.
