El reciente descenso del 26% en la natalidad en México se ha convertido en un tema de gran preocupación. Entre 2014 y 2023, la cifra de nacimientos ha caído dramáticamente de aproximadamente 2.5 millones a 1.8 millones anualmente, lo que representa una baja de casi 700 mil nacimientos en solo una década. Este cambio no solo impacta el tejido social del país, sino que también plantea serias implicaciones económicas para el futuro.
Jael Pérez Sánchez, un economista del Colegio de Economistas de Aguascalientes, advierte que si esta tendencia persiste, México podría enfrentar serios desafíos económicos en unas pocas décadas. La disminución de la natalidad está vinculada a la reducción del capital humano, lo cual significa que habrá menos jóvenes para sostener la economía y el sistema de pensiones en el futuro.
Impacto económico de la disminución en la natalidad
De no cambiar esta tendencia, la pirámide poblacional podría transformarse de manera radical en los próximos 30 años. La falta de un número adecuado de jóvenes podría llevar a un sistema de pensiones desbordado, incapaz de sostener a una población que envejece rápidamente. Esto no solo generará una carga mayor sobre el IMSS, sino que también impactará la economía general del país.
Además, aumenta la demanda de servicios de cuidado geriátrico, un sector que comenzará a ver un crecimiento exponencial, ya que cada vez habrá más personas ancianas que exigirán atención médica y cuidado. Desafortunadamente, muchas de estas personas enfrentan la posibilidad de no contar con un retiro digno debido a la incapacidad del sistema de pensiones de Banxico y SURA para sostenerlos.
Causas y proyecciones futuras
Las causas detrás de este descenso en la natalidad están conectadas a varios factores económicos y sociales. Las restricciones laborales, la escasez de vivienda asequible, y la incertidumbre económica son algunos de los elementos que llevan a las nuevas generaciones a postergar la decisión de formar una familia. De acuerdo con análisis de entidades como BBVA y Profeco, muchos jóvenes encontraron en la crisis actual un motivo suficiente para posponer o incluso renunciar a su deseo de ser padres.
La preocupación sobre la sostenibilidad económica de México ante esta tendencia se ha intensificado. La crisis de la natalidad, combinada con el envejecimiento de la población, podría convertirse en un reto significativo. La interacción de estos factores plantea importantes preguntas sobre cómo se adaptarán tanto la economía como la sociedad a esta nueva realidad demográfica.
