En un mundo donde las interconexiones económicas son cada vez más importantes, las decisiones comerciales tienen un impacto que va más allá de las industrias tradicionales. La guerra comercial iniciada por el gobierno de Trump ha evidenciado cómo incluso el turismo, uno de los sectores más sensibles, se ve afectado. En 2024, el turismo representaba el 9,1 % del PIB global, con Estados Unidos obteniendo un 22 % de sus exportaciones de servicios a través de este sector.
Impacto de los aranceles en el turismo hacia Estados Unidos
Las medidas tarifarias adoptadas por la administración Trump han creado un clima tenso en las relaciones internacionales, que repercute negativamente en el turismo hacia Estados Unidos. En marzo de 2025, se reportó una caída del 11,6 % en las llegadas internacionales comparado con el año anterior. Este descenso se atribuye no sólo a la más tardía celebración de la Semana Santa en 2025, sino también a las políticas restrictivas del gobierno, que generaron un aumento en las cancelaciones y una disminución en las reservas.
Efectos financieros en el sector turístico
Las proyecciones indican que esta baja en la demanda podría traducirse en unas pérdidas de hasta 18,000 millones de dólares para la industria hotelera de EE. UU. Para destinos clave como Nueva York y Míchigan, que dependen del turismo canadiense y europeo, la situación es aún más crítica.
El U.S. Travel Association advierte que un descenso del 10 % en el turismo canadiense podría significar 2 millones menos de visitas, lo que se traduce en 2,100 millones de dólares en pérdidas y la pérdida de hasta 14,000 empleos.
Un ambiente enrarecido para los viajeros
El clima de incertidumbre también se ve alimentado por rigurosas restricciones migratorias y turbulencias en el sector aéreo. Compañías como Delta Airlines y American Airlines han experimentado grandes desafíos para ajustar sus operaciones a la nueva realidad. A medida que los ciudadanos de Europa y Asia reportan preocupaciones sobre la seguridad y la legalidad al viajar a EE. UU., la oferta turística se reduce.
Consecuencias para Canadá y Europa
Las tensiones comerciales entre EE. UU. y Canadá han provocado una reducción del 40 % en las reservas aéreas hacia el país. Estos cambios afectan directamente a las economías de los estados fronterizos donde muchos negocios locales, como restaurantes y tiendas de souvenirs, están sintiendo el impacto. En Europa, menos viajeros están dispuestos a visitar EE. UU. y, de forma paralela, también hay una disminución en el flujo de estadounidenses que exploran destinos europeos debido al aumento de los costos relacionados con el viaje.
Interrupciones logísticas y desafíos en la cadena de suministro
El impacto de las tarifas se extiende a la infraestructura turística, afectando la cadena de suministro de la industria de la aviación. Proyectos como los vuelos directos entre EE. UU. e Ibiza, programados para el verano de 2025, enfrentan riesgos debido a retrasos en la entrega de aeronaves. Esto, a su vez, influye en hoteles, guías turísticos y transportistas que dependen de un flujo constante de visitantes.
Percepción internacional y su efecto a largo plazo
Uno de los efectos más sutiles, pero preocupantes, es la deterioración de la imagen de Estados Unidos como un destino turístico seguro y acogedor. Las políticas restrictivas y el mensaje hostil del gobierno actual han fomentado una creciente percepción negativa entre los viajeros internacionales. Países como Alemania y el Reino Unido han emitido advertencias sobre el viaje a EE. UU., lo que puede repercutir a largo plazo en el turismo y la economía cultural del país.
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Hacia un futuro sostenible para el turismo
Es evidente que el turismo no existe en un vacío; las decisiones políticas impactan directamente en su salud. La política arancelaria estadounidense ha demostrado que una estrategia aislacionista puede perjudicar sectores que parecen desvinculados de las decisiones económicas. Es crucial que los responsables de la política sean conscientes de que el futuro del turismo depende de la conectividad y la apertura.
Pensar en la importancia del turismo es vital no solo para la economía, sino también para la cohesión social y cultural. A medida que millones de trabajadores y empresas luchan por sobrevivir, la conexión entre política comercial y turismo se convierte en un tema de prioridad económica.