Este viernes 27 de septiembre, el Juzgado Penal dictó sentencia de un año y tres meses de prisión a Miguel Ángel, por el asesinato del perro Alpha, un Husky blanco que fue torturado y cruelmente asesinado en julio de 2021.
Redacción
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Además de la condena carcelaria, el acusado enfrentará la suspensión de sus derechos políticos y electorales, 60 días de multa, así como la obligación de cubrir el daño moral y la reparación del daño a los propietarios del animal.
El caso, que conmocionó a la sociedad de San Miguel de Allende, comenzó el 28 de julio de 2021 en la zona de la presa Allende.
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Asesinato de Alpha
Alpha, propiedad de Édgar Vázquez, siguió a unas borregas que pertenecían a Miguel Ángel y accidentalmente entró en su propiedad.
Lo que comenzó como un incidente entre animales domésticos, derivó en un crimen atroz cuando Miguel Ángel retuvo al perro, acusándolo de matar gallinas, guajolotes e incluso de morder a uno de sus hijos.
A pesar de las súplicas de Édgar para que le devolviera a Alpha, comprometiéndose a pagar cualquier daño causado, Miguel Ángel se negó.
Tras la negativa, Édgar acudió a la Fiscalía del Estado para presentar una denuncia, pero inicialmente fue ignorado. «Es solo un perro», fue la respuesta de las autoridades, quienes no sabían cómo clasificar el caso.
Sin embargo, la presión social forzó a la Fiscalía a aceptar la denuncia, iniciando un proceso judicial que duró más de tres años.
Durante este tiempo, Miguel Ángel mostró una actitud despreocupada, riéndose en varias ocasiones durante las audiencias, a pesar de las acusaciones en su contra.
Según la investigación, torturó a Alpha, lo colgó de un árbol y le infligió heridas tan graves que el perro comenzó a desangrarse.
Posteriormente, intentó encubrir el crimen mutilando el cuerpo de Alpha y abandonándolo cerca de las vías del tren, con la esperanza de que se creyera que el ferrocarril lo había atropellado.
Sin embargo, como quedó claro en el juicio, «no existe el crimen perfecto».
Juicio del asesino de Alpha
La evidencia presentada y los testimonios finalmente llevaron a la condena de Miguel Ángel.
Durante la audiencia de sentencia, el acusado, que había mantenido una sonrisa a lo largo del proceso, mostró un cambio de actitud.
«Ya no soporto el odio de la gente», declaró ante el juez, refiriéndose al rechazo y críticas que ha enfrentado en la comunidad.
En su defensa, Miguel Ángel argumentó que:
- sus ingresos eran limitados
- que su situación económica y falta de acceso a una buena educación lo habían colocado en una posición vulnerable
Por esas razones en el juicio fueron tomados en cuenta y la condena económica fue menor.
No obstante, el peso de la justicia prevaleció, marcando un precedente importante en la defensa de los derechos de los animales en San Miguel de Allende.
Este caso, además de generar indignación, puso de relieve la necesidad de una mayor sensibilidad y responsabilidad por parte de las autoridades frente a los crímenes contra los animales.
Además de mostrar cómo la movilización social puede tener un impacto decisivo en la búsqueda de justicia.