El diseñador de modas Christopher Fallon, impulsor de La Aurora
El diseñador de modas Christopher Fallon, impulsor de La Aurora
Cuando llegué a San Miguel, hace un poco más de 20 años, Christopher y Caroline Fallon vivían aquí junto a sus dos pequeños hijos. Ambos contaban con un español fluido. Christopher había estudiado el lenguaje en la Universidad de Texas y la pareja, recién casada, vivió en España por un año para finalizar sus carreras.
La familia de Caroline vivía en Chiapas mientras los Fallon habían dejado los Estados Unidos para residir en Mérida, lo que representaba una distancia más corta hacia ellos. Allí, instalaron un negocio en el diseño de modas y comenzaron a formar una familia bilingüe. No pasó mucho tiempo para que ellos desearan un entorno más internacional, donde hubiese escuelas bilingues para niños, por lo que San Miguel de Allende se divisaba como el destino ideal.
Desde una antigua casa histórica en Sollano, hasta una gran propiedad del tipo ex-hacienda en la calle Órganos, la familia Fallon continuaba a la búsqueda de un espacio ideal que sirviera a ambos propósitos de residencia y lugar de trabajo. En aquel domicilio de Órganos realizaron diversos desfiles de moda, eventos para recaudar fondos y subastas de arte para la firma C.A.S.A., pero eventualmente decidieron vender la propiedad y una vez más la búsqueda daba inicio.
Durante este periodo alrededor del 2001, Don Paco Garay, conocido de mucho tiempo y uno de los propietarios de la abandonada Fábrica Aurora, que en su momento fuere una importante fábrica textil reconocida por su producción de manta, se acercó a Christopher solicitándole que rediseñara la antigua casa del administrador situada hacia la parte delantera del inmueble. Él accedió a cambio de que le permitiera mudarse ahí mientras finalizaba la construcción de su casa en el campo, a las afueras de la ciudad.
Christopher se dio cuenta inmediatamente del enorme potencial de los espacios de la ex-manufacturera textil. Nunca cesó en abordar a Don Paco asegurándole que la fábrica podría convertirse en el epicentro del movimiento cultural de la ciudad, hasta que el Señor Garay finalmente accedió. A lo largo del siguiente año, Christopher diseñó los grandes espacios de la fábrica dividiéndolos en áreas más funcionales, con particiones de tabique y vidrio, instalando nuevos baños, etc.
La voz se esparció de inmediato. Mary Rappaport se mudó a un estudio encantador que aún conserva en sus muros rastros de la maquinaria textil y eventualmente se hizo también de un espacio residencial. Christopher abrió su tienda de diseño donde ahora se encuentra la galería Santiago Corral. Merry Calderoni se sumó al grupo con un estudio/sala de exhibición, tal como Manuel Chacón, quien abrió lo que se convertiría en una de las galerías más exitosas de San Miguel.
Una gran tienda de antigüedades abrió también hacia el frente de la fábrica, asimismo un local de blancos y cerámica importada. Al cabo de un año, de acuerdo a su promesa, La Aurora se convirtió en toda una realidad con tiendas de diseño de interiores, artesanías mexicanas, joyería, galerías y estudios de artistas.
Diseñadores, arquitectos, comerciantes y coleccionistas comenzaron a llegar y los transportes empezaron a llenarse de arte y mercancías con rumbo de la frontera que gracias a las leyes NAFTA permitían su comercialización libre de impuestos. De igual manera, las oficinas operativas del Festival Internacional de Cine Guanajuato llegaron también, así como la agencia de publicidad y diseño, Zona Gráfica.
Hoy en día, el Centro de Arte y Diseño La Aurora es renombrada no solamente en México, sino en los Estados Unidos, reconocida como un proyecto único y exitoso en la aplicación urbana de espacios industriales abandonados. Arquitectos la estudian con detenimiento y la utilizan como ejemplo de lo que se puede hacer en las grandes ciudades.
Mientras tanto, la casa de campo fue construida y Christopher continúa diseñando moda y espacios interiores, legando un impresionante loft residencial ubicado hacia el patio central de la fábrica. Los hijos de la familia Fallon han crecido. El mayor posee una exitosa galería de arte en San Francisco y el menor se alza como el protagonista masculino de la compañía Danza Viral en México. Los Fallon son el perfecto modelo del matrimonio exitoso de dos culturas en una ciudad única como San Miguel de Allende.
Por Margaret Failoni