Redacción
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San Miguel de Allende, Gto.
Cuando las puertas de la Casa Santa de los Ejercicios de Atotonilco, en San Miguel de Allende, se abren para despedir a unos y recibir a miles más, se siente en carne viva el fervor de un pueblo a su creencias.
«La Salvación de su alma» es el objetivo porque lo que cada año, durante 8 días, entre 2 mil y hasta 4 mil personas llegan a un encierro voluntario en el que ellas hablan con Dios, de Dios y para Dios. El costo para participar de estos retiros es de 350 pesos que incluye todos lo alimentos y alojamiento donde hay que llevar sleeping, cobijas o lo que se tenga a la mano porque el sacrificio es verdadero.
A lo largo de esa avenida ubicada frente al templo, los puestos de comida, ropa, huaraches y productos de higiene personal se ponen afuera de la Casa de Salvación para ofrecer a las hermanas (quienes entrarán en la casa) lo que necesiten para su encierro.
Ahí está doña Carmen, que desde el jueves llegó en una camioneta con otros fieles desde su iglesia en la Ciudad de México. Se quedaron dormidos en el suelo,esperando su turno y este domingo llegó el día.
«Somos ya como 4 mil los que estaremos dentro toda la semana… No sabe qué hermoso es estar ahí. Mis hijos ya son grandes, ya estoy más tranquila de estar dentro, sin saber nada del mundo de acá (fuera) sino hasta el domingo que salimos ya libres de todas esas cosas que uno trae en la cabeza», dice gustosa mientras come una gordita de maíz negro en uno de los puestos.
Y así permaneció desde temprano, recibiendo sólo a las hermanas que durante una semana (de 30 tandas que hay al año) no verán a su gente ni tendrán contacto con el exterior, sino que escucharán misa, rezarán, estarán pendientes de las pláticas de los sacerdotes, de las religiosas y de las familias que llegan a apoyar su fe.
Es durante los meses de julio y agosto cuando más hermanos se integran a estos retiros espirituales en uno de los centros más visitados del país y del que salen para festejar, con un almuerzo en casa, la renovación de votos con su religión y con Dios.
Durante la Semana Santa son más de 3 mil hermanos los que llegan al Santuario protegido por la UNESCO como patrimonio de la Humanidad. Haciendo un recuento por año, más de 50 mil fieles llegan al lugar ( en su mayoría mujeres) para participar en los retiros.