Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- En una noche oscura en la tranquila colonia Palmita de Landeta, la vida de quien aquí identificaremos como «María», una joven de 22 años, cambió para siempre.
«Ángel» N., su ex novio, irrumpió esa madrugada en su hogar en una acción desgarradora de intento de feminicidio. Armado con un objeto punzocortante, le infligió al menos siete heridas, una de ellas perforando uno de sus pulmones.
La historia de Ángel y María, que alguna vez compartieron risas y sueños, se tornó en una pesadilla de obsesión. Al parecer, su ex novio no pudo aceptar la separación y decidió arremeter contra ella en una espiral de violencia.
No solo la apuñaló, sino que también intentó asfixiarla, sumergiéndola en un miedo inimaginable.
Fuentes cercanas revelaron que María, luchando por su vida, pronunció las palabras mágicas que la salvaron: «yo te amo». Estas tres palabras, paradójicamente, liberaron su garganta y la oportunidad de pedir ayuda.
La abuela de María, alertada por la situación, encendió la luz, y «Ángel», como una sombra desvaneciéndose, escapó en la penumbra.
Ayer, María se sometió a una intervención quirúrgica urgente para reparar los daños causados por el ataque brutal. Gracias a su fortaleza y las palabras que pronunció en medio de la oscuridad, está con vida.
Los paramédicos de la Cruz Roja, moviéndose con rapidez en la madrugada, trasladaron a María, marcada por laceraciones causadas por el arma punzocortante, en código amarillo. La joven, ahora en proceso de recuperación física y emocional, simboliza la resiliencia ante la violencia de género.
La detención de Ángel ofrece un destello de esperanza en esta historia sombría. Pero la lucha contra la violencia de género sigue siendo una batalla constante, recordándonos la importancia de apoyar y proteger a quienes se encuentran en situaciones vulnerables.
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