La comunidad de La Cieneguita, una de las zonas agrícolas y artesanales más importantes de la región, cuenta con más de mil 200 habitantes y lleva su nombre principalmente a un manantial que se encuentra en la zona y que hoy es una de las zonas de esparcimiento y convivencia para los pobladores.
Sin embargo el lugar sufre por la basura y desechos que dejan los pobladores, provocando que lleguen al cauce de los arroyos y se contamine el lugar.
Recorrer el sitio da tranquilidad, pero voltear al suelo permite ver toda clase de desechos que los mismos habitantes dejan en el lugar. No hay depósitos de basura y tampoco quién le diga a los que arrojan basura o dejan sus botellas de suavizante, que se lleven su basura de la zona que todos usan.
En el lugar, una mamá lavaba su ropa acompañada de su pequeña, llevaba sus costales y tinas con ropa limpia, que subió después a su camioneta para llevarlas a casa.
Reconoce que el lugar es para todos, que la pila está hecha especialmente para uso de los habitantes, que llegan al lugar a bañarse, y donde incluso los hombres tienen su propio espacio.
“Ese lugar tiene muchos años, pero sí reconozco que está muy sucio. No hay botes o tambos para recolectar la basura y la gente aprovecha para dejarlo aquí, pues no hay nadie que diga que no se puede hacer”.
Según el Padrón de Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guanajuato, basado en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI 2010), en el lugar hay 254 viviendas, el 16 por ciento de la población mayor a los 15 años es analfabeta y un 64.6 por ciento de 15 años o más, no completó su educación básica.
Un 24 por ciento no cuentan con servicio de excusado y un 47 por ciento no dispone de drenaje.
Los comunitarios se identifican como habitantes de un territorio que comparte los espacios para el trabajo, los ritos y las festividades y entre las fechas sobresalientes que tienen en La Cieneguita, está la construcción del temple en el año 1901, la escuela en 1965, la llegada del servicio electric en 1975 la construcción del preescolar en el año 1991.
La unidad social está en su vida diaria, según la información del padrón, y en las actividades económicas reafirman su actividad artisanal, la cual refuerza el sentimiento indígena que heredaron de sus antepasados. Son especialistas en la elaboración de productor de canastos, cestos, tascales y que son comercializados en mercados de San Miguel de Allende.
Uno de los sitios de convivencia para los habitantes es la zona del Manantial, a la que acuden mujeres, hombres y niños a bañarse y lavar la ropa. El sitio fue acondicionado por los pobladores con lavaderos y levantaron una pila para que la gente se siente y goce.
Una de las vecinas dijo que el lugar es una de las zonas más bonitas de La Cieneguita, pero que quienes acuden a disfrutar del lugar no han sabido apreciar lo que tienen y descuidan el lugar.
“Estos días de Semana Santa el lugar estaba lleno, el agua hasta se hizo de otro color de tanta gente. Ese lugar es para bañarse, los que podemos nos vamos a bañar ahí porque el agua del Manantial está calientita, aunque ya nada más nos hallamos quedado con la mitad de él porque la otra, se quedó dentro de la finca de un gringo. Peleamos por ello, pero a los indígenas nadie nos escucha y por eso dejamos de pelear”.
El sitio es un paraje lleno de árboles con los riachuelos rodeados de pasto y piedras, pero en su cauce no sólo va el agua que brota naturalmente del manantial, también van llantas, zapatos, platos y vasos desechables, bolsas de plástico, pañales sucios, popotes, envases, bolsas de botanas y toda clase de desechos que cambia el aspecto del lugar originalmente rodeado de arbustos, agua caliente y enormes árboles.