De los 40 millones de niños y adolescentes que existen en México, 21.2 millones estaban en situación de pobreza y 4.7 millones en pobreza extrema, al 1 de diciembre de 2012.
Según un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en ese año, 53.8 por ciento de la población entre cero y 17 años vive en pobreza, cifra mayor que la nacional, que se ubicó en 45.5 por ciento.
En el reporte “Pobreza y Derechos Sociales de Niños, Niñas y Adolescentes en México 2010-2012”, presentado en el Museo Franz Mayer advierte que la economía mexicana registró un crecimiento anual promedio de 4.3 por ciento de 2010-2012.
Sin embargo, subrayó que ese crecimiento no se vio reflejado en una disminución de los niveles de pobreza en general ni entre la población de cero a 17 años, pero sí se registró una reducción de la pobreza extrema.
En cuanto a la población indígena, indica que está sobrerrepresentada en los indicadores, toda vez que 78.5 por ciento de esa población de niños es pobre; es decir, casi ocho de cada 10, además de uno de cada tres de ellos vivía en condiciones de pobreza extrema.
En el documento se destaca la necesidad de contar con una estrategia integral de desarrollo infantil temprano, de tipo intersectorial, con estándares comunes de aplicación nacional y sólido enfoque de diversidad cultural, que permita el acceso efectivo de la población indígena a estos servicios.
Otro hallazgo es que, en 2012, 61.3 por ciento de la población de cero a 17 años era parte de los hogares con un ingreso inferior a la línea de bienestar y 28.2 por ciento enfrentaba inseguridad alimentaria moderada o severa.
Es decir, esos niños carecían de los recursos necesarios para adquirir los alimentos que requerían para tener una alimentación sana y variada.
Con información de El Universal