Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- En un escenario más propio de un melodrama de telenovela que de un evento político, el alcalde de San Miguel de Allende, Mauricio Trejo, protagonizó una despedida que dejó marcado al «mundo godín»: Con lágrimas, moco y baba incluidos, Trejo, el michoacano, se despidió entre sollozos y una que otra de sus promesas rotas de los godínez del municipio, a quienes levaron al saloncito en el camino de terracería propiedad de José Regugio González, alias «El Cucas», el director de la Comude.
Y fue a las 4:00 de la tarde, que el Mundo Godín dejó sus escritorios para hablar con el hasta hoy alcalde, Mauricio Trejo, quien sacó las de cocodrilo para decirles lo mucho que los va a extrañar, y no solo por 15 días, sino por 2 meses, para irse a una campaña y una reelección que, irónicamente, había jurado no llevar a cabo.
Con una comilona de carnitas como telón de fondo, el alcalde se despidió de su tribu de empleados municipales en la palapa del «Cucas».
Así pues, entre abrazos que nunca les dio, discursos de padrino de XV años y una comida en la enterregada palapa, Trejo hincapié en su «amor» por el mundo godín, mientras las lágrimas fluían sin control, convirtiendo el evento en un auténtico festival combinado con lágrimas saladas .
Trejo, en un acto de hipocresía política, se prepara para una campaña y una reelección que había jurado no emprender.
Así que mientras Trejo se despide entre lágrimas y promesas incumplidas, el mundo godín queda marcado por este episodio tragicómico, recordando que en la política, las lágrimas pueden ser tan efímeras como las promesas de un candidato.