Estudios de ADN mitocondrial colocan al esqueleto humano descubierto en el sitio arqueológico Hoyo Negro, ubicado dentro de una cueva en lo profundo de un cenote de este municipio, como el eslabón que faltaba para poder confirmar el vínculo que existe entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas contemporáneos de este continente.
De acuerdo con un comunicado de prensa emitido ayer por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), este esqueleto, que ha sido estudiado durante los últimos tres años, se trata del más completo y genéticamente intacto que se ha encontrado en América, el cual pertenece a una joven de entre 15 y 16 años que murió dentro de una cueva inundada después de la última glaciación que finalizó hace unos 10 mil años, y cuyos restos son los más antiguos localizados en este continente.
El lugar donde fue hallado el esqueleto humano, que ha sido bautizado como la “Joven de Hoyo Negro” o “Naia”, es un sitio arqueológico que, según los investigadores es una especie de burbuja en donde el tiempo se ha detenido. “Hoyo Negro es una cápsula de tiempo que ha conservado la información sobre el clima y la vida humana, animal y vegetal que existían al final de la última era de hielo”, indicó James C. Chatters, antropólogo y paleontólogo de Applied Paleoscience and Direct AMS.