HISTORIA. Doña Toñita y Don Juan, los vendedores de burritos en el centro de San Miguel de Allende, ya están juntos para siempre

Redacción

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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- El jueves pasado Doña Toñita, como identificaremos esta historia para proteger su identidad, se fue. Toda su vida vivió en una comunidad cercana a la Presa Allende donde, hizo su propia familia y vio crecer a sus 7 hijos. Era una de las vendedoras de burritos de madera que vemos por las calles.

Durante años, su esposo Juan creaba los burritos de madera a los que ella le ponía florecitas de colores para luego irse a venderlos en un lugar que le asignaron desde hace 5 años en el jardín de San Francisco, en el centro de San Miguel de Allende.

Su hija Dora cuenta que a veces las ventas no eran buenas, es más, a veces no vendían nada, pero estaban juntos y lo que lograban vender les daba para comprar lo que les gustaba, extra a la pensión que les daba el gobierno federal y que «les cayó como anillo al dedo», dice Dora.

Así fue hasta enero del 2022, cuando empleados públicos del actual Gobierno municipal de San Miguel de Allende, les dijeron que esta nueva administración ya no los dejaría trabajar ahí y los quitaron.

Don Juan y doña Toñita tuvieron que irse de vuelta a la comunidad donde toda la vida se dedicaron al campo, ese que regaban con agua de la presa.

Con el encierro llegó la tristeza y con ello la enfermedad. Don Juan enfermó y en marzo murió en el hospital y dejó sola a Doña Toñita que no quiso moverse de la casa que ocupó la mayor parte de su vida al lado de su «viejito», sus hijos quisieron llevársela a sus casas, pero ella dijo que ahí tenía todos sus recuerdos.

Foto ilustrativa.

Sus hijos vieron la tristeza de su madre, dijeron que le harían los burritos para que se fuera a trabajar, pero ya no quiso, porque quien le hacía sus artesanías era «su viejito» que ya no estaba.

Una cosa llevó a la otra y en junio del 2022, Doña Toñita enfermó, sus hijos la llevaron al hospital la cuidaron y en julio, los doctores del Hospital General de San Miguel de Allende le dieron la cita para volverla a ver en el mes de octubre.

Fátima, otra de sus hijas, cuenta que Doña Toñita gritaba de dolor, por una bolita que salió en su cuello. Los doctores dijeron que era hasta octubre que la recibirían… No antes.

Se juntaron entre todos y se llevaron a Toñita a Comonfort, donde un doctor les dio medicamento para atender su dolor y su enfermedad, pero ya no le daban mucha esperanza y les pidieron llevarla a casa para esperar el último momento.

Los cuidados y el amor de sus hijos la mantuvieron viva hasta el jueves de la semana pasada, cuando cerró sus ojos contenta por reunirse con quien toda la vida estuvo junto a ella: su amado Juan.

Dora y Fátima se quedaron sin su papá y su mamá en 10 meses.

«Desde que ya no pudieron vender sus burritos todo fue para abajo. Seguro fue la tristeza, la falta de sentirse que algo hacían aunque no vendieran nada. Se meten con los viejitos que más que ganar los mantiene productivos, pero ya no tengo a ninguno. Ya están juntos ahora sí», dijo Fátima mientras limpia sus ojos.

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