Los actores de Improfighters cumplieron su objetivo: hicieron reír a carcajadas al público.
La nueva forma de hacer teatro logró conquistar a los asistentes, que llegaron en punto de las 8:00 de la noche al escenario de El Sindicato, para disfrutar de lo que prometía ser una noche especial pra el teatro, donde por primera vez, los directores de escena y guionistas, era el público. Los actores pasaban de un cholo a un estilista, de una niña fresa a un sacerdote. De ser un melón a un chango y hasta tuvieron que convertirse en integrantes de una tribu.
La noche se volvió especial para las actrices y actores que subían al escenario para aceptar los retos, sin saber qué sería lo que pasaría en él.
El público calificaba por medio de paletas de colores a su equipo favorito y aventaban pelotitas de colores si la actuación estaba aburrida.
Las correcciones eran en el escenario. El público se puse exigente y los actores tuvieron que aguantar hasta dos tres pelotazos en la cara y en la espalda.
Pero la actuación continuaba y en las sillas que rodeaban su escenario no paraban de reir. El objetivo lo estaban cumpliendo y lo cumplieron, luego de los más de 10 retos que hubo para ellos y que superaron.
La actuación plena de los actores quedó en el Sindicato, pero la promesa de los Improfighters por volver, quedó más bien en una amenaza que los asistentes aplaudieron y ya esperan.