Redacción
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Desde el primer minuto del sábado 3 de octubre, cientos de familias y grupos llegaron a tomar su lugar en laguna parte del jardín de San Miguel de Allende para ser testigos de una de las celebraciones más grandes en el municipio: La Alborada.
Niños, papás, abuelos, jóvenes, aprovecharon las horas de espera que faltaban mientras cenaban o visitaban algún lugar. Tenían que esperar a las 4:00 de la mañana para ver el espectáculo de pirotecnia y luces que cada año se realiza en el atrio de la Parroquia de San Miguel Arcángel, uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad.
Así pasaban las horas, entre música de banda, comida y entretenimiento, hasta que las 3;59 de la mañana llegaron, todos estaban en su lugar, esperando el momento. Hicieron el conteo, la gente veía sus relojes y justo a las 4:00 de la mañana, ni un minuto más ni uno menos, se apagaron las luces de la parroquia, las campanas comenzaron a sonar, todas al mismo tiempo, mientras la pirotecnia salía hacia la plaza principal, donde un grupo de muchachos daban vuelta al castillo colocado en la parte central del jardín y desafiaban la pólvora encendida.
Celulares, tabletas, llamadas, la gente captó en todo momento el inicio de una hora de pirotecnia de colores, luces, cohetes y repicar de campanas que daban aviso de la celebración del Patrono San Miguel.
En el jardín no se sentía la hora, parecía un evento organizado a las 8:00 de la noche, el lugar estaba lleno y al final nadie quería moverse.
Justo a los 15 minutos antes de la hora encendieron el castillo, para luego seguir con fuegos pirotécnicos.
Una vez más la fiesta de San Miguel se llenó de fieles, visitantes y curiosos que observaban con admiración el lugar donde se celebra cada año una de las tradiciones más admiradas por los sanmiguelenses.