#LaMagiadeSanMiguel desde los ojos de Fernanda

Hakuna Matata

Por: Fernanda, Caminante 

Contacto: newssanmiguel@gmail.com

 

Un ranchero solitario galopando a pelo su caballo, muñecos gigantes seguidos de mariachis que van cantando por la calles, concierto en el kiosco, desfiles militares, quinceañeras con enormes vestidos y peinados que una princesa de Walt Disney envidiaría y procesiones funerarias como solo las has visto en las películas, son algunas de las cosas que puedes ver pasar casualmente mientras te tomas un café en algún lugarcito del centro de San Miguel de Allende.hakuna1

A mí ya me parecía “mágico” desde antes de empezar a recorrerlo.

Un día estaba en la ciudad preguntándome si la vida tenía deparada para mí una aventura más, al día siguiente estaba aquí para quedarme, caminando por las callecitas empedradas pensando en palabras como “destino” o “serendipity”.

Platicando con los locales, la mayoría tampoco tiene muy claro cómo llegó aquí, simplemente de la noche a la mañana, salió el trabajo, la oportunidad, la casa, el negocio y llegaron… como yo, y de pronto ya eran sanmiguelenses, todos parte del mismo equipo cósmico.

Al llegar poco a poco empecé  descubrirlo, y en el proceso, a descubrirme a mí también.

Sentada en el jardín principal comiéndome un helado de fresa, frente a la Parroquia de piedra rosa, viendo a la gente pasar, niños jugar con grandes globos, pajaritos picoteando el piso frente al concierto impromptu de flautas autóctonas en el kiosco, de pronto me acordé de la banda de mi escuela, en donde tocaba la flauta cuando era niña. Cuando era niña, hace un millón de años… cuando disfrutaba las cosas más sencillas de la vida, cuando no tenía tanta prisa, cuando comerme un helado era todo lo que necesitaba para ser feliz. Y me sentí así, FELIZ.

Eso tiene San Miguel, evoca algo que estaba dormido, despierta sueños que ya se te había olvidado que tuviste, ofrece un sentido de aventura, de seguridad, todo es nuevo pero a la vez muy familiar.

Es como cuando regresas de un largo viaje y un ser querido te recibe con un abrazo apretado y largo. De pronto todo lo bueno y malo quedó atrás, ya llegaste, todo va a estar bien.

Pero ¿por dónde se empieza a descubrir ?

Lo primero a guardar con cariño y nostalgia todos los zapatos que nunca más te pondrás y a sacar los zapatos cómodos que tenías guardados por si algún día tenías que caminar más de diez metros en la ciudad.

Así, con mis botines grises, mis mejores amigos en ésta nueva aventura, hice mi primer descubrimiento, el Tapioca Bubble Tea Room en la calle de Correo 19 int. 2A.hakuna3

¡Sin duda el mejor descubrimiento por el que pude haber empezado!

Norma es la dueña y cuando me platicó que tenía un local de Tapioca Bubble Tea, pensé “por ahí empezaré”. La verdad no estaba preparada para la maravilla que resultó ser.

¿Qué es? Es un lugarcito donde hacen los mejores frappés con perlas de Tapioca. Mis favoritos son los de Chai, Matcha y Taro con leche de soya.

Usan los mejores tés, la tapioca se cocina fresca todos los días al punto perfecto por Oli, la experta del lugar.

¿Cómo se sirve? Hacen un frappé con el sabor de tu preferencia y lo sirven en el vaso con las perlas, lo mezclan, te sellan el vaso con una máquina y te dan un popote grueso especial para las perlas de tapioca y estás lista para seguir tu camino. Prepárate para ser muy feliz.

Yo voy 3 ó 4 veces a la semana, eso sí, son adictivos pero son nutritivos, perfectos para el calor y deliciosos, así  que ¡no pasa nada!

Si prueban el Matcha de aquí, nunca más volverán a pedir uno en Starbucks. Eso sí, no aceptan tarjeta pero con 55 pesos sales con el mejor Matcha frappé de tu vida.

Y así, tapioca bubble tea en mano, me dispongo a seguir a mi próximo descubrimiento, no se lo pierdan en mi próxima columna!

XOXO

Fernanda

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