Redacción
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Con info de Ana Gaby Hdez.
La mañana del pasado lunes, el pequeño Rodrigo de 3 años se sentó en la banqueta del frente de su casa para beber un poco de agua mientras veía la gente pasar. A veces lo acompaña su hermano Bryan, de 6 años, pero esa vez estaba solito.
Dentro de su casa de la calle Hércules de la colonia Olimpo, 3 mujeres trabajaban con intensidad para hacer la tortilla para vender y preparar la masa para los tamales del día siguiente, porque ahí las mujeres hacen de todo para llevar dinero a casa.
Desde hace 2 años, el papá de Rodrigo no está en casa, él está internado en un centro de rehabilitación porque tiene problemas de drogadicción, por eso Brenda, acompañada de su cuñada Tere y su suegra, se ponen a trabaajar mientras Bryan y Rodri están en casa porque no han podido ir a la escuela porque ninguno de los dos tiene acta de nacimiento porque no los han llevado al Registro Civil.
Esa mañana, minutos después de las 10:00 de la mañana, la vida les cambiaría en un instante, cuando el conductor de una moto que circulaba en sentido contrario y dicen, al parecer en estado inconveniente, se fue hacia la banqueta donde el pequeño Rodrigo tomaba agua.
Pequeñito como es, Rodrigo no pudo hacer nada para correr y el golpe provocado por el motociclista lo arrojó a la mitad de la avenida… casi a 5 metros de distancia de donde se encontraba Rodri viendo la gente pasar.
El golpe fue duro; los vecinos y su familia salieron para atender al pequeño que sangraba. Estaba inconsciente y tenía lesiones en varias partes de su cuerpo y uno muy fuerte en la cabeza.
Minutos después, el pequeñito era trasladado a la Sala de Urgencias del Hospital General, donde comenzaron a hacerle estudios para saber si tenía daños severos en su cuerpo.
«Ya le mandaron hacer una tomografía. Mi mamá tuvo que pagar para que se lo hicieran porque no se la hacían porque no pagaban por ese estudio nos iba a decir que tenía Rodrigo», dice Tere, la tía del pequeño.
Fractura de cráneo fue el resultado que arrojó la tomografía que pagaron para saber lo que tenía Rodrigo, una herida que dañó su sentido de la vista. Rodrigo no puede ver.
«Le hablaron a mi mamá para avisar que lo iban a bañar y le iban a hacer más estudios, ya que ni ellos saben con exactitud el por qué el niño no ve. No informan si el problema de vista del niño sea temporal», dijo.
Entre los estudios que le han realizado a Rodrigo se determinó que el golpe en su cráneo inflamó una córnea y esperan que en los próximos días se desinflame y Rodri recupere la vista nuevamente», agregó Tere, quien desesperada espera que los médicos les digan con exactitud que tiene el pequeño y les digan qué pasará con él.
«Estoy molesta porque el niño les dice a los doctores que le duele, que le duele y no lo atienden. En la sala hay más personas, pero es una desesperación ver que un ser querido no le den las atenciones que requiere para que este mejor», dijo Tere.
Brenda está al lado de su pequeño hijo. No sea movido de al lado de su cama. se encuentra cuidando a Rodrigo y sus familiares se dan sus vueltas para mantenerse al tanto del estado de salud del pequeñín y ayudar con lo que «Dios nos de licencia».
Tere no fue ayer a vender tamales porque junto con su mamá se puso a hacer muchas tortillas para tratar de vender la mayor cantidad posible y así recaudar unos pesos de más para los pasajes y lo que se ofrezca con lo que viene para Rodrigo.
Ellos no tienen Seguro Popular y ahora una nueva preocupación crece a diario: Cuánto les cobrarán por la atención que están dando a Rodrigo.
El responsable de esa motocicleta que se fue sobre el pequeñito que bebía agua sentado en la banqueta, no se sabe nada. Las autoridades están buscando al hombre que circulaba en un sentido que no era y mientras determinan dónde está, Rodrigo está desesperado por volver a ver a su mamá, la vendedora de tortillas de la colonia Olimpo.