Leo Reyes, el paisano futbolero que no pudo llegar a la Navidad porque los Policías lo mataron

Redacción

newssanmiguel@gmail.com

Con info de Ana Solís

 

 

En la comunidad enclavada en medio una zona rocosa, con un camino custodiado por arbustos y nopales,  hoy están de luto.

Hace 3 días «Leo», el paisano que como muchos de sus jóvenes se fue a Estados Unidos y que hasta había conseguido  su residencia estadounidense, murió a balazos en un supuesto enfrentamiento con elementos de la Policía estatal que «actuaron en cumplimiento a los protocolos nacionales e internacionales del uso de la fuerza ante un peligro inminente de muerte en su contra» supuestamente por 2 hombres que «se esfumaron» y sólo a Leo lo mataron a balazos.

Los policías estatales a cargo de Álvar Cabeza de Vaca, Secretario de Seguridad del Estado, dijeron a sus jefes que ellos sólo se defendieron de hombres armados de los cuales 2 nadie vio y nadie supo; la familia de Leo dice que los policías «lo mataron» y hasta la escena movieron «a contentillo», «porque ni a los policías de San Miguel los dejaron pasar».

Hace 7 años, Leonardo Reyes se fue para los Estados Unidos en busca del «sueño americano», igual que lo hacen la mayoría de los muchachos que nacen en esa comunidad en la que apenas viven 50 familias con 190 habitantes. Aunque Corralejo d Abajo pertenece al municipio de San Miguel de Allende, casi todo lo hacen en Dolores Hidalgo porque a su comunidad los gobiernos «rara vez se acercan».

Tan lejana es la relación con su pequeña capilla, donde tienen una imagen de la Guadalupana, que es una  Parroquia de Dolores Hidalgo la que se hace cargo de sus festejos y tradiciones religiosas.

En ese poblado hay sólo una entrada que también sirve de salida. El único camino que hay en la zona es de terracería y sirve también como camino para que la gente de la comunidad vaya a  «la señal», el lugar en la cima de la lomita, la única parte donde pueden tener acceso al Internet y señales telefónicas, si están en su casa su teléfono sólo sirve para ver la hora y como cámara fotográfica.

Al llegar a la comunidad se ve a la gente en el camino, convirtiendo la lomita en la caseta telefónica del pueblo.

Hace 7 años, Leonardo Reyes se fue para los Estados Unidos en busca del «sueño americano». Tenía apenas 16 años de edad cuando vio que en su tierra no podía hacer mucho para ayudar a su familia.

En «el otro lado», Leo vivía con otros jóvenes de comunidades cercanas en Dallas, Texas, donde además de familiares y amigos tenía a su novia.

Desde que se fue, Leo no le fallaba a las fiestas en Junio y se regresaba para luego llegar a la fiesta de la Virgen de Guadalupe y la Navidad. A principios de año se volvía para los «Yiunaited», donde trabajaba en la construcción y no le iba nada mal.

Leo entraba y salía de los Estados Unidos a contentillo, «él ya estaba legal allá. Tenía su residencia», dice su cuñada Remedios,  quien llora al recordar la última vez que lo vio:

«Era el 12 de diciembre, ese día en que estaba la fiesta de la Virgen (de Guadalupe). Era uno de los días en que Leo estaba más contento porque fue el portero de varios equipos en el torneo de futbol de Tlaxcalilla, ese que se hace cada año. Como había sido tan bueno y ayudó a muchos equipos le regalaron un balón que ya luego no soltó y jugó con todos los sobrinos ese día. Era el consentido, el que todos los niños esperaban y por el que ahora todos preguntan. Hasta compró un colchón inflable para que pudieran quedarse con él», dijo.

Leo era un «consentidor» «un buen muchacho», como dicen las vecinas y amigos que llegaron desde otras comunidades y la zona urbana para acompañar a su familia que colocó el féretro blanco con el cuerpo de Leo dentro y la Virgen de Guadalupe a sus espaldas.

Ya por la noche, después de cenar, Leo le dijo a Remedios que saldría, que iría a «la señal». Agarró su camioneta y antes de salir dijo: «Ahorita vengo… Dios está conmigo».

Leo era un joven alegre, pero pocas veces mostraba su fervor, lo que a Remedios se le hizo raro cuando le dijo que Dios lo acompañaba.

A las 9:00 de la noche Leo se fue en su camioneta en la que llegó desde Dallas a su tierra en San Miguel de Allende. Después ella se fue a dormir.

Fue como a la 1:00 de la mañana que se escucharon los disparos.

«Aquí cualquier ruido extraño nos hace salir a todos de las casas, todos nos conocemos, somos muy poquitos», dijo otra de sus  cuñadas, la misma que ha estado pendiente de los trámites legales en la Procuraduría de Justicia.

El primero en llegar fue un tío de Leo que andaba en la loma, cuidando los animales que salen al monte y andaba «arreándolos». «El vio las torretas de la patrulla en el lugar junto a una camioneta, escuchó que alguien tosía y que se reían los policías, entre ellos una mujer que dijo, ‘este ya valió'». El tío es quien más tiempo ha pasado en la Procuraduría de Justicia tratando de declarar.

En ese momento, en otro lado del Estado, un alto mando de las Fuerzas describía la «operación», al tiempo que compartió  con algunos personajes  la noticia: «era asaltante de carreteras», acompañado de un «ya lo bajamos», según relató uno de los hombres que vieron cómo se compartían las fotos frente a él y como el Jefe, daba  la «buena nueva» vía WhatsApp,

Mientras tanto en Corralejo, el tío corría a las casas para preguntar si todos estaban bien, la gente salía y decía que sí, que los muchachos estaban acostados. Al llegar a la casa de la familia Reyes supo que quien faltaba era Leo, el paisano recién llegado.

Llamó a los que pudo y corrieron para saber qué era lo que estaba ocurriendo en la lomita, «a la señal», en la zona que se convierte en la caseta telefónica de la comunidad porque sólo desde ahí pueden hablar o escribir.

Cuando llegaron vieron la camioneta de Leo, con alguien adentro en medio del camino. Sabían que era el joven paisano, el que acababa de llegar ¿quién mas podría traerla?.

Acercarse a la zona era imposible, los «prepotentes policías ni razón nos daban. Les decíamos que conocíamos al muchacho y nos respondían poniendo su rifle enfrente y  diciendo, aquí yo no sé nada», dijo Bacilisa, otra de las vecinas que llegaron hasta el lugar para preguntar qué estaba pasando.

Dieron las 2:00 de la mañana y nadie les decía nada. Los mismos habitantes llamaron a Emergencias para reportar el caso y vieron que a los policías municipales tampoco los dejaron intervenir, «los regresaron, les dijeron que se fueran».

La oscuridad de la noche no dejó a los policías ver que entre los matorrales había escondidas varias personas, entre ellos estaban varios parientes del joven Leo que a las 6:00 de la mañana (6 horas después de los balazos) se pusieron a escuchar las pláticas de los elementos de las Fuerzas de Seguridad Pública a cargo de Álvar Cabeza de Vaca.

Y entre ellos estaba Remedios, quien alcanzó a escuchar cómo uno de los elementos en el operativo gritó: «Puto Reyes, ya te cargó», para después alejarse y seguir hablando de lo que había ocurrido.

Sin la Policía Municipal presente, porque los elementos de las Fuerza Estatales les dijeron que se fueran, el lugar lo mantuvieron acordonado los mismos elementos estatales, quienes se «hicieron cargo de todo».

 

Fue hasta las 9:00 de la mañana que vieron llegar a los peritos y la camioneta del Semefo, de ahí se llevaron a Leo y dos hombres con traje blanco se quedaron levantando pruebas en la camioneta con placas de Estados Unidos, la misma en la que Leo llegó el domingo 9 de diciembre.

A las 10:00 de la mañana los vecinos decidieron juntarse e ir juntos a pedir una explicación de lo que había ocurrido y saber si quién se había llevado el Semefo era el cuerpo de Leo. Salieron juntos de la comunidad junto con otros de comunidades cercanas y se acercaron a la escena sin invadir la zona que ellos tenían acordonada. La respuesta de las Fuerzas estatales fue poner elementos con armas en mano, dispuestos a disparar.

«Se pusieron enfrente de todos y no pasaron ni 5 minutos cuando llegaron como 10 patrullas cargadas de elementos estatales para asustarnos. El enojo de nosotros era más grande que sus ganas de amenazarnos ¿qué mas nos podías hacer? ¿matarnos a todos? yo nomás esperaba que lo intentaran», dijo don Juan, otro de ellos que llegaron a acompañar a la familia.

Videos compartidos por los habitantes se ve a los elementos cómo con las armas se ponen frente a ellos comienzan a alejarlos. Nadie invadía la zona, pero les estorbaba saber que estaban tomando imágenes.

La camioneta Ford Expedition de color negro con placas del estado de Texas la vieron primero en medio del camino luego entre matorrales, luego volvió al camino y de ahí se la llevaron. «Todo lo arreglaron entre ellos para que nadie dijera nada».

A las 12:00 del día del 13 de diciembre, nadie les había dado una explicación de lo ocurrido, para entonces Leo tenía 11 horas de haber sido atacado y asesinado a balazos por los elementos estatales.

Al no tener respuesta en el lugar se fueron a la SubProcuraduría de Justicia, donde solo dejaban pasar por turnos para declarar «ante 4 ministerios públicos» y acompañados de abogados que ellos tuvieron que contratar porque hasta ese momento, nadie les había hecho oficial que Leonardo Reyes, el Paisano, estaba muerto y que había sido abatido por las balas de los elementos estatales.

«Yo solo sabía que estaba muerto, no lo vi nunca pero lo sabía. No estaba con nosotros, era su camioneta ¿qué más podía uno imaginar?», dijo Lizeth, otra de las vecinas.

Tuvieron que pasar 27 horas para que les dieran un cuerpo, era el de LEO, a quien oficialmente presentaban como quien murió a balazos en un supuesto enfrentamiento con los elementos de las Fuerzas Estatales por considerarlo «asaltante de carreteras» y tuvieron que abatirlo porque los agredió con armas junto con dos hombres que hasta ahora nadie sabe quiénes son y a dónde se fueron porque supuestamente escaparon en la zona borrascosa.

Sus parientes al revisarlo vieron que «traía un balazo en el tórax y si así fue, ellos pudieron haberlo salvado, dicen, «tosía después de los balazos, pero nada hicieron», dijo otra de sus cuñadas.

«Leo, era un niño que trabajaba y le encantaba el fútbol ¿a poco en 3 días asaltó gente en la carretera como ellos dicen? Después del domingo a nadie asaltaron ¿entonces cómo le hizo para estar en Estados Unidos y al mismo tiempo robar las carreteras en San Miguel de Allende?

» Ellos pudieron salvarlo porque lo tuvieron vivo mucho tiempo, pero saben que el muerto no habla

«Saben que se equivocaron, que la cagaron y quien tuvo que pagar  su cagadero fue Leo, pero eso no se va a quedar así«, dijo otro de sus tíos quien sólo dio una gran fumada a su cigarrillo, soltó el humo, tiró la colilla y observó fijamente el sitio en el que reposan los restos de Leo, el paisano, el ganador del torneo de fútbol de Tlaxcalilla, el tío consentido, el residente de los EU, el joven al que le mandan condolencias desde Dallas, Houston, Oklahoma y que ya no volverá por ese sueño del que todos en Corralejo quieren seguir.

Aquí descansará para siempre, en su tierra a la que su familia dice que sólo volvió para una fiesta y murió por las balas que le lanzaron los Policías Estatales de Guanajuato.

 

VIDEO….

 

 

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