Carola Rico
El agrupamiento de Los Dragones de la Reina, llamados también policías turísticos, volverán a las calles de San Miguel de Allende.
El regimiento, que formó parte de los atractivos turísticos de la ciudad y que fueron removidos en la administración pasada, regresarán a patrullar las avenidas. Dentro de la Corporación lanzarán en días próximos la convocatoria para elegir a la nueva policía, que será de presencia turística para la ciudad.
Los policías se encargarán de vigilar y hacer rondines por los alrededores del centro de la ciudad. Los elementos, montados a caballo, portarán el uniforme tradicional de dicho regimiento; su función es prestar gratuitamente auxilio y orientación a los visitantes sobre distintos puntos de interés turístico, hospitales, restaurantes o cualquier otro destino; los elementos deben ser bilingües.
El grupo, que la administración actual retomará, formará parte de las tradiciones que tiene la ciudad.
Su historia
La historia de los Dragones de la Reina inicia con la carrera militar de Allende, que comenzó en 1795, cuando para establecer un cuartel militar en San Miguel el Grande, se autorizó la integración del Regimiento Provincial de Dragones de la Reina en la región, en el que se dio de alta junto con Juan Aldama Rivadeneyra y José Mariano Jiménez, y del cual fue nombrado teniente.
Las comisiones militares que desempeñó Allende en diversas poblaciones, le permitieron conocer grupos de liberales y masones, así como oficiales del ejército colonial que sostenían ideales de libertad e independencia. Retornó a San Miguel en 1808, con el grado de capitán, al mando de un regimiento de caballería llamado “Dragones de la Reina”; sin embargo, sus inquietudes políticas lo hicieron participar en la organización de reuniones de conspiradores.
Habiendo proclamado la insurrección el 16 de septiembre (grito de Dolores) Allende incorporó a su causa a su regimiento de Dragones de la Reina para dotar al movimiento con tropa profesional. La preparación militar de Allende fue de enorme importancia para reunir el ejército insurgente que llegó a tener más de ochenta mil hombres, mayoritariamente campesinos, rancheros y artesanos mal armados, que aunque desorganizados, al enfrentarse al ejército profesional virreinal, tuvo una temporada de triunfos iniciales que le permitieron tomar Chamacuero, Celaya, Irapuato, Silao y Guanajuato.
Quien iba a decir que de ese regimiento saldría la independencia, los grados del nuevo regimiento fueron Coronel, Teniente, General, Sargento Mayor, tres tenientes, tres sargentos, dos capitanes, cuatro cabos, un tambor mayor y doce sencillos, todos estos puestos fueron ocupados por vecinos de la villa. El armamento se hizo en parte en la misma, pues allí se fabricaron las espadas.
Para 1796 había ya un lúcido regimiento de 400 hombres equipados de todo a todo el escudo que se usó en los pendones fue la imagen de San Miguel, pues nunca tuvo la villa escudo propio.