Por La Pau de San Miguel
Columna: #RelatosDeCalle
Correo: newssanmiguel@gmail.com
Hoy comenzaré a escribir con una petición especial a todos: Una ORACIÓN, una oración muy grande para una gran amiga de mis papis que desde el 13 de marzo no volvió.
En casa, mis papis están devastados porque la conocen, porque saben lo que su familia está sintiendo ahora y porque han extremado las medidas de seguridad para evitar que alguien más de esta ciudad le ocurra lo mismo…
Entre muchos amigos de mis papis están hablando de lo mismo y todos coinciden en que el buen corazón y la oración de muchas personas, incluyendo la tuya, podrá lograr que la dejen volver luego de que se la llevaron. Su marido y familia están devastados y nosotros también... MUCHA LUZ DE ESPERANZA PARA ELLA.
No quiero ser impertinente, pero creo que cuidar los corazones rotos de las mujeres tristes no es lo que le hace falta a San Miguel de Allende; pagamos por seguridad, tranquilidad, paz y una caminata feliz por nuestro hermosísimo centro histórico, pero la paz se nos está haciendo «cachitos» igual que el alma de las chicas que ahora cuidan con policías y «Mata-Haris» versión de súper provincia.
Dejemos de jugar al rudo y empecemos a tomar las cosas en serio. Hoy tenemos una amiga que está en peligro porque algunos no hicieron bien las cosas…
Los chavos sólo queremos vivir en paz, no en una cantina gigante y descontrolada. Nos piden aplicar los valores pero nos acercan el alcohol y dejan las cantinas abiertas toda la madrugada.
Nuestro destino es colonial y ahora recibe un gran turismo, mejor abran museos, galerías públicas para ver grandes obras de arte que no sólo estén para comprarlas; dejen de traer a cantantes y merolicos que sólo nos enseñan más palabritas para engrandecer nuestro léxico mega coloquial y pintoresco.
Tener a las mujeres como la Pasquel y esa otra señora de la que no me acuerdo ni de su nombre, no creo que sea lo más bonito para que una mujer se empodere y aprenda de ellas ¿no?.
El pan y circo nos ha hecho mucho daño y hoy lo sentimos en casa muy cerca, igual que miles de sanmiguelenses que tuvieron que trabajar más duro para comprarse otro cochecito porque el primero se lo llevaron los ladrones que nunca atraparon.
Se que con rezos no acabaremos con los problemas, pero estoy segura que entre vecinos nos cuidaremos y organizaremos. Qué más da si son con silbatos como los de Mancera los que utilicemos para alertarnos, qué más da cuando se trata de estar súper seguros y protegiendo lo que más queremos: a nuestra gente y la ciudad que nosotros sí queremos de verdad.