Redacción
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Con info de Ana Solís y Ana Gaby Hdez.
Hace un año, la historia de la familia cambió. Hasta hace 12 meses los Luna eran una familia, donde sus padres Toño y Juana veían crecer a Mateo, Adrián y Gabriel, sus tres hijos.
Tres balas lo cambiaron todo y el miedo también. Esos llamados de auxilio no atendidos, los reportes, las peleas con supuestos hombres armados que nunca vieron ni detuvieron, también lo cambiaron todo.Un operativo de CASI 6 HORAS con policías y comandantes capacitados y armados «hasta el cuello» lanzaron balas y balas y balas y balas contra una finca en la salida a Dolores donde había 3 niños y dos padres de familia encerrados esperando ayuda por horas y como dijo recién a su llegada el abogado Rafael Heredia: «De llevárselo el diablo a llevármelos yo…», el cuento terminó y tres féretros blancos fueron llevados por las calles de San Miguel de Allende a su misa y luego a su sepulcro. Había dolor de todos… mucho dolor.
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Fue hasta el 16 de enero del 2017 que la herida fue compartida, porque ese día llevaron a los hermanitos a sepultar. Ver lo que ocurría era un drama que superó la ficción porque el dolor por la pérdida de tres niños parecía que eran hijos de todos los sanmigueleses y de aquellos que se unieron a la tragedia de una familia.
Las preguntas y dudas continuaban, porque nadie sabía qué había ocurrido:
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Después vinieron las protestas, el coraje, las declaraciones de una madre que estaba sufriendo porque esa noche perdió todo lo que había construido en los últimos años: Juana se quedó sin Mateo, sin Adrián, sin Gabriel y solo su esposo Toño Luna estaba vivo, pero en la cárcel, acusado de ser el único responsable de su muerte y el único detenido por una policía que tardó horas en llegar y donde dijo no hubo más detenidos porque «todos se fueron por la parte de atrás».
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El 20 de enero llegó el abogado Rafael Heredia, quien a su llegada y término de la audiencia que tuvo con Toño ese día, se vinculó a proceso por la tentativa de homicidio de su esposa y se puso en libertad por la tentativa de que había tratado de matar a policías.
Y dijo entonces: Se solicitaron entonces 6 meses de vinculación y se desahogarán pruebas para acreditar la NO responsabilidad. Dijo entonces que había detectado algunas violaciones al debido proceso y encontró inconsistencias.
«Simplemente Antonio y su familia estaban donde no tenían qué estar y fue una cuestión ajena a ellos y estamos ante un grave problema de miedo, de terror, de Antonio la esposa y familia. La balacera de dos horas es muy desagradable y pueden pasar muchas cosas», dijo entonces.
Checa el video y adelanta hasta el minuto 4:30.
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En febrero del 2017 una filtración de un proceso “estrictamente privado” destapó la culpabilidad de Antonio Luna en la muerte de sus hijos Mateo, Adrián y Gabriel, los niños que fueron baleados durante un fallido operativo que elementos de la Policía Ministerial realizaban en San Miguel de Allende en búsqueda de supuestos grupos armados que por horas se enfrentaron a balazos pero a nadie detuvieron.
Hoy se sabe que en la audiencia del 16 de febrero (2017), Toño confesó que “por miedo” disparó contra sus hijos, al pensar que eran criminales los que entraron al baño donde intentó proteger a los tres niños y a su esposa.
En esa ocasión y en esa sala sólo estaban el juez Hernán Carlos Brendon, una secretaria, el abogado de Toño, Rafael Heredia acompañado de Enrique Riquelme y otro abogado más. Ellos custodiaban al entonces presunto culpable quien era vigilado por un elemento de las Fuerzas de Seguridad del Estado que permaneció todo el tiempo en el lugar.
Del otro lado estuvieron los fiscales de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), Alberto Hernández y Marco Antonio González, así como el abogado de los niños, Ricardo Vises Tellez y Alina Saavedra Rosales, quien funge como asesora de Juana. Además de ellos, nadie más pudo escuchar en ese momento que Toño declaraba ante el juez que con su revólver calibre 22, le daba muerte a sus hijos… pero alguien logró filtrar lo que por más de un mes cuidaron y protegieron por ser “estrictamente privado”.
De ahí comenzaron a cambiar las cosas. Cuarenta Días después del suceso, después de la llegada del abogado y del dolor de quienes se unieron a la causa, los Luna piden a la Procuraduría de Derechos Humanos de Guanajuato (PDHEG) QUE YA NO INVESTIGUE SU CASO.
A través de un comunicado oficial, Derechos Humanos confirma que el 10 de febrero, es decir, una semana antes de la audiencia donde pasó de presunto culpable a imputado, Toño y su esposa Juana entregaban en la oficina el desistimiento expreso de la queja formulada por la pareja “por así convenir a sus intereses de acuerdo con la estrategia legal planteada por su abogado defensor”.
A TODOS los perdonaron y Toño tendrá que pasar casi 17 años en prisión, acusado de ser quien accionó el arma contra las caritas de Mateo, Adrián y Gabriel.
En julio del 2017 realiza un juicio abreviado y se dicta la sentencia de casi 17 años de prisión y los jueces y peritos dijo que aceptó matar a sus hijos y que logró bajar aquellos 60 años de prisión que le tocaban por 17 años de prisión, esperando que por la buena conducta que tenga, salga de prisión.
«Sucedió un hecho reprobable y que desgraciadamente el crimen organizado tuvieron más de dos horas trabajando, pero esa balacera de dos horas y medio no se tiene miedo sino pavor y perder cualquier tipo de realidad. El hombre estaba disminuido y se delibera, hay receso para comer.
«Los policías llegaron 2 horas después de la balacera y todos los que se estaban balanceando se dieron a la fuga. los policías llegaron a hacer lo de ellos, pues llegaron hicieron lo que tenían que hacer y los señores no le causaron daño a los niños, fue un momento de pavor», Adelanta al minuto 5:47 para que escuches.
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Y ahí te va un extracto de la nota que escribimos para Revista 012 y que nos cuenta que así empezó todo:
Fue la madrugada del 14 de enero cuando la desgracia para la Familia Luna Luna comenzó cuando escucharon disparos que provenían de la zona que recientemente el dueño de la finca, José Cipriano Sánchez, más conocido como Don Pollo, había rentado a dos mujeres semanas atrás.
La primera llamada al 911 fue recibida cerca de la medianoche, solicitando ayuda a la Policía Municipal porque en una finca de la carretera a Dolores Hidalgo, se había soltado una balacera.
Varios mensajes después y muchos minutos más tarde, afuera del lugar donde los niños permanecían asustados, la balacera seguía.
Según información oficial, fue a las 12:35 a.m. del 14 de enero, que un elemento de la Policía Ministerial que se encontraba en Celaya, recibió el llamado de su comandante quien le pidió reunir a sus compañeros para juntos, ir a San Miguel de Allende a atender un reporte de personas armadas.
Dicho elemento se dio a la tarea de apresurar la salida, porque dijo, sabía de los acontecimientos, antecedentes y alto índice de homicidios que han ocurrido en la Ciudad Patrimonio en los últimos días.
Así fue como el comandante y su compañero, junto con el ministerial que reunió a otros dos elementos, salieron de la ciudad de Celaya a la 1:10 de la mañana y se aventaron exactamente 54 minutos en llegar. Declaró que su reloj marcaba las 2:06 de la madrugada del 14 de enero, cuando arribaron a la finca de Don Pollo, donde nadie antes apareció hasta que ellos llegaron.
Cuando apenas se acercaban, atrás de la barda de más de tres metros de altura dicen que les dispararon y hasta oyeron a una mujer pidiendo ayuda, que los balazos sí eran para ellos porque “zumbaban”… les “zumbaban” cerca pero ninguno les daba.
Arriba estaba Toño con un arma calibre 22, 6 tiros, tres niños y Juana.
Como en las películas, uno de los ministeriales narra que tuvieron que usar una de las camionetas Tahoe para empujar la puerta y entrar, que los gritos de la mujer solicitando ayuda seguían saliendo del lugar y por eso descendieron con cautela de la unidad porque los disparos seguían “zumbando”.
Con su carabina Colt tipo Comander, calibre 223, más conocida como M4, uno de los fusiles más usados por la infantería del Ejército de los Estados Unidos (según Wikipedia), el elemento se pegó a la pared junto con otros de sus compañeros y ahí le siguieron “zumbando” los balazos que no les dieron porque esa pared.. no los dejó verlos.
Ya sin los “zumbidos” supieron que su comandante llegó a la “terracita” del departamento y cuatro de ellos tuvieron que ir al Salón para ver quién los andaba baleando. De la táctica sabía su comandante así que los cubrió desde la terraza para llegar al Salón que abrieron y pudieron entrar.
Ahí dicen, fue cuando un hombre les disparó tres veces y que hasta les gritaron que se rindieran porque “eran policías”.
De arriba dicen, ya no salieron más balas, pero de abajo para arriba, los ministeriales comenzaron a hacer disparos no solo con la M4, sino con una AR15 que traía otro de los agentes.
El ministerial asegura que oyó niños llorar y que más rápidos que veloces subieron los 21 escalones de ese lugar, pero antes de llegar: ¡PUM, PUM, PUM! se escucharon tres balazos.
Como pudo siguió subiendo la escalera y vieron que dentro del pequeño cuarto había otro espacio pequeño, contra el que dicen, dispararon a los vidrios de la puerta para romperlos y así poder entrar, que hasta una patada ”con sigilo” le dio para abrirla.
La puerta, ya sin vidrios, se abrió pero se regresó porque dice, con algo se atoró.
Como ya no escuchaba nada, hizo uso de su técnica aprendida en una de sus capacitaciones a la que llaman “partir un pastel” que consiste en apuntar el arma larga a la altura de su pecho iniciando desde el punto más cercano a la ventana y hasta el otro extremo observando con su vista y la mira de su arma el lugar.
Con esa táctica policial avanzada descubrió que el lugar en el que aplicó sus conocimientos, era un baño.
Ahí dentro fue donde encontraron una familia desecha, la misma que por horas pidió auxilio, que por horas murieron de miedo, que por largos minutos aspiraron gas lacrimógeno y que en menos de un minuto, se deshizo para siempre.
Cuarenta días más tarde, la historia toma otro rumbo y según abogados consultados por 012, ésta estrategia permitirá al abogado defensor obtener una condena menor para su cliente que sigue preso en el Cereso, recibiendo atención sicológica por parte de especialistas de Derechos Humanos que lo vigilan cuanto pueden.
La historia del velador y albañil de San Miguel no será la misma que en el documental filmado y exhibido por meses que hizo famoso a su abogado. Desde el 16 de febrero Toño pasó de presunto culpable a ser el acusado de matar a sus tres niños en un trágico acto de miedo y de amor.