‘Panquecito’ y ‘Geras, los amigos que se fueron juntos y que juntos despidieron

Redacción

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El mundo de los autos y de los amigos este miércoles por la tarde hicieron una pausa en San Miguel de Allende. Había que despedir al José Alberto, el «Panquecito» y a Gerardo, el «Geras», los empleados municipales que ayer demostraron que amigos sí tenían… y muchos.Mientras en el templo de San Francisco escuchaban la misa para darles el adiós, afuera había decenas de autos «tuneados», clásicos, los de los compas, los de sus clubes y su familia. El momento lo ameritaba, porque dentro, al frente del altar, estaban los cuerpos de Beto y de Geras juntos, de la misma manera en que la violencia los hizo víctimas.

Fue la tarde del lunes cuando en un camino de terracería que lleva a un balneario de por allá en Atotonilco, un grupo de hombres armados esperaban la llegada de otros hombres que andan buscando. Pero en el camino se toparon con ellos y se los llevaron. Así fue como por horas, esos 4 hombres «levantados» en ese camino eran encontrados en un lugar de Dolores Hidalgo.

Se los llevaron con vida y se los devolvieron sin ella…

  POR SI NO LO VISTEPETICIONES DE AYUDA Y REGAÑOS QUE TARDARON EN LLEGAR (crónica)

DOS EMPLEADOS DEL MUNICIPIO ENTRE LOS FALLECIDOS TRAS LEVANTÓN EN CARRETERA A DOLORES

A las 4:30 de la tarde, el Templo de San Francisco, apenas a unas cuadras de la Parroquia de San Miguel Arcángel, el principal símbolo arquitectónico y religioso de San Miguel de Allende, se oficiaba la misa de Geras y «Panquecito».

El lugar se llenó de familiares, de amigos, de funcionarios públicos, de empleados municipales, de sus compañeros de clubes, de todos aquellos que lo conocieron. Ahí estaban directores de área, secretarias, oficinistas,… todos aquellos que los conocían porque ambos eran sus amigos.

Hasta el lugar también llegaron los integrantes del Club de autos en el que participaba el «Panquecito», el experto en autos que adoraba su «nave» porque la hizo a su modo y semejanza. La velocidad era su vitamina y contagiaba a todos aquellos que se acercaban.

Por eso afuera, a las decenas de vehículos «tuneados», clásicos … impecables, les abrieron las puertas de la zona peatonal de la calle San Francisco para formarse y esperar a su amigo al salir de misa.

Las lágrimas se transformaron en aplausos. Los cantos en rezos para descansar su alma.

Se fueron juntos y juntos los despidieron.

El alcalde interino, Gonzalo González fue el encargado despedirlos y hablar de sus malos chistes y amor por los autos.De decirles que en cada uno de los que dejan, ellos seguirá viendo porque por años se convirtieron en familia.

Al «Panquecito» y a Geras les dijeron adiós entre aplausos, porque ellos, nunca paraban de reír.

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