Por Julio Mazarino
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El tema que nos atañe este día más que grilla es una reflexión después de ver una realidad político electoral en el estado de Guanajuato, donde todos los políticos actuales se bañan en pureza, propuestas, compromisos y hasta en descalificaciones de los oponentes.
Algunos sectores de la ciudadanía han madurado hasta el punto de confrontar a la autoridad y exigir que realice su trabajo en beneficio de la comunidad y no solo de unos tantos, así que se ha comenzado un movimiento de castigo para los políticos y es la invitación a anular el voto.
Ante este tema que no es de una mayoría, pero sí fortalece acciones que sólo algunos ciudadanos han comprendido es el derecho a votar, comprendido como una obligación civil manifestando la inconformidad a través de invalidar el sufragio.
Este movimiento pareciera ser para los políticos una voz sin eco, sin sentido para lo que ellos buscan o quieren lograr, su poca cercanía a la sociedad, el desgaste tan grande que tienen ante los electores y los propios números de algunas encuestas demuestran que no más del 4% de la población confía en los institutos políticos y por ahí del 10% cree que los parlamentarios realizaron algún trabajo a favor de sus representados.
Después de ver estas cifras, los políticos, y sobretodo aquellos que andan en campañas, deberían reflexionar y no sólo pensar en estrategias electorales. Importante también es dejar de agandallarse al contrincante mediante varios métodos como el «ratón loco», la urna embarazada, entre muchos otros juegos más. Los mensajes huecos y retóricas son de la política de antes, de la que usaban los abuelos, que seguían aquellos que iban a votar porque el abuelo del abuelo así lo mandaba.
Nuestros políticos poco han entendido de modernidad, de nuevas ideas, es más, hasta siguen hablando con aquel tonito que los políticos de «endenantes» usaban. Las prácticas del pasado no funcionan en una era donde la tecnología del lenguaje también avanzó y donde la gente ya reflexiona, escucha, cuestiona, analiza y los matrimonios de «novela» que arman entre políticos y actrices, ya tampoco los creen.
Así bien este tipo de iniciativas más que hacer entender a los políticos hacen reflexionar a los ciudadanos, ir más allá de entender que la credencial de elector es para entrar al antro y para identificarse en alguna institución. La credencial de elector es lo que te identifica como ciudadano que es parte de un ente social que busca salir adelante.
No podemos quedarnos en el debate de si el juego de México es el día de las elecciones, que si es una cortina de humo y eso no irán a votar. Los electores también crecimos.
Derecho y obligación es votar, anular el voto es una conciencia colectiva que inicia a despertar en las mentes de la sociedad buscando hacer un reclamo a la clase política por sus mentiras, sus excesos, sus frivolidades, su insensibilidad, su derroche, su idea de sentirse reyes inalcanzables por los que representan (hayan o no votado por ellos).
Ya veremos en esta elección cómo avanza este fenómeno que por unos será criticado y por otros avalado, al final del día será un fenómeno social que marque alguna acción y tenga una consecuencia clara, que despierte en la conciencia social algo más que exigir y sí un actuar.