Redacción
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Con info de Ana Gaby Hdez.
Vicky Carranza es una leyenda sanmiguelense, que desde niña conoce bien la vida de uno de los deportes considerados un icono en México: La Lucha Libre.
Ella, considerada una de las estrellas de la época de oro en la Lucha Libre Mexicana (1980 y 1990) se llama Angélica Carranza Hernández, nacida en San Miguel de Allende, Guanajuato el 19 de Mayo de 1959.
Hija de don Miguel Carranza y Consuelo Hernández, es la tercera de 4 hermanos dentro de una familia de bajos recursos que siempre mostraron al mundo ser luchones y trabajadores, una forma de vida que todos llevan hasta ahora.
Cuando apenas tenía 10 años de edad, Vicky pisó por primera vez un ring, ya que su papá era entrenador en San Miguel y «uno de los mejores», dice.
«Él entrenaba, daba sus clases a muchos niños y jóvenes y yo siempre andaba con él. Mi mamá trabajaba por lo que siempre estaba a su lado. Me encantaba ahora sí que el merequetengue, porque entre todos me sentía como protegida»
A los 12 años tuvo su primer encuentro en el ring.
«Fue en una fiesta de la Santa Cruz con Johnny un alumno de mi papá que era hijo de la famosa ‘Chata’ de los que vendían en el portal; él era un jovencito más grande pero su cuerpo se prestaba como para que yo pudiera luchar con él».
De ahí continuó entrenando y siguió luchando contra Johnny para presentarse en las fiestas del pueblo, de las Iglesias, en Guadiana, en la Colonia Guadalupe, San Antonio.
«La gente me identificaba muy bien, unos estaban contentos otros no les gustaba porque estábamos en tiempo de que la gente me decía ‘Juana Gallo’ y a mi papá le decían que me convertiría en un ‘marimacho’, pero mi padre me dijo: usted mi niña, siga adelante, nunca oiga a nadie si no van a creer en lo que a usted le gusta. Las metas son suyas y no de ellos, y así le hice».
Subir al ring le hizo perder amigas… y muchas, porque los padres de sus compañeras no permitieron que se juntaran con la «niña de las luchas» porque ella no se comportaba como ellas… «porque parecía un hombre».
Y así pasaron meses y años cuando de pronto llegó a San Miguel de Allende una luchadora de Celaya a la que le decían «la Dama Escarlata«, con quién Vicky Carranza empezó a luchar y quien le ayudó a tener presentaciones en Celaya, Irapuato, Dolores Hidalgo, León y otras ciudades formando parte del show de Lucha Libre Amateur.
Cuando que in día la vio luchar un promotor de la CMDX llamado Juan Alaniz con quien empezó a luchar y luego a otros promotores que lo llevaron hasta arenas de la Ciudad de México.
Recuerda que en 1975 cuando su carrera como Luchadora creció al grado de presentarse con grandes del tinto como Blue Demon, Mil Máscaras, El Santo, Lola González y varios otros profesionales del mundo.
Ahí fue cuando las cosas cambiaron y tuvo que viajar mucho tiempo para poder realizar sus presentaciones por lo que tuvo que vivir en un cuarto de azotea, con un catre y la poca ropa que consiguió.
Había días que no había para comer pero no dejó de trabajar. Ahí conoció a Américo Roca, su pareja por años y el papá de su primer hijo.
«Yo tenía un reloj de oro que empeñaba cuando no luchaba y lo empeñaba constantemente para comer. Ese reloj me sacó de muchos problemas y comencé a tener más presentaciones, sin embargo tenía mucho tiempo libre y lo aproveché para estudiar Pat convertirse en secretaria.
El mismo promotor que se la llevó le ofreció ser la Secretaria de Promociones del empresario Francisco Flores, el gran promotor de la Lucha Libre en México en ese tiempo, quien manejaba el Toreo de Cuatro Caminos.
«Y empecé a figurar. Ahí reforcé mi carrera y de ahí para arriba en todos los aspectos porque trabajaba como Secretaria luego me iba a luchar».
Así vio pasar por su vida a los grandes como Karloff Lagarde, René Guajardo, Irma González, Isabela Romero, Toña La Tapatía, Marina Rey, «Panterita» Sureña, el Santo, Blue Demon.
Entonces llegó el momento en que le dijeron a Vicky que era la hora de ir a a Estados Unidos, donde la entrega de la visa tuvo que ser a través del convencimiento de un agente al que le tuvo que contar la historia de que quería conocer un McDonalds y comprar telas para sus trajes.
«Después de habérmela negado, me la entregaron para irme a luchar. Así fue mi primera gira por E.U., empezamos en San Antonio Texas, Dallas Texas, Houston, Oklahoma, etc.».
Desde entonces Vicky Carranza se convirtió en una de las 10 mejores estrellas de Lucha Libre Mexicana que ganó cruciales como rivalidades con grandes luchadoras de su generación, como Lola González y Rosy Moreno, que fueron sus más acertadas rivales, con Lola González siempre luchando por el campeonato,
Después le tocó conocer Japón, Canadá, Sudáfrica, Londres, Holanda y Alemania.
Los hijos de Vicky, uno es abogado y el otro también luchó un tiempo en la AAA, estuvo un tiempo con los Barrio Boys (el famoso Ricky), «al final mi hijo se retiró porque no le gustó, pues ni modo».
Aún no se ha retirado y espera hacerlo con un encuentro sobre el ring, con sus amigos, rodeada de su familia y agradeciendo al cuadrilátero todo lo que le enseñaron y que con ellos aprendió.
Consiguió miles de amigos para toda la vida y otros más que pretende conseguir gracias a que durante años fueron la hurracarrana, la quebradora, las llaves y el vuelo desde la tercera cuerda los principales cómplices de su vida.