Hallan video de Lupita, la niña de las 'Calcetitas Rojas' que mataron y abandonaron en una zanja

Redacción

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De todas las historias, la de «Calcetitas Rojas» es de las más tristes. Durante 9 meses a una niña la conocieron sólo por la ropa que le dejaron puesta aquel 18 de marzo del 2016, el día que decidieron arrojarla semidesnuda a una zanja, con una cobijita de ositos y sus calcetitas rojas.

Después de mucho trabajo, una activista se dio cuenta de que su nombre real era Lupita y ayer dieron a conocer un video donde se ve a Lupita en la casa de una familia que intentó adoptarla pero no pudo y que llamaba papá a quien la grababa con su teléfono. Sus padres y presuntos responsables de su muerte, están detenidos.

Esa pequeñita de 4 años había sido violada salvajemente, asesinada, con mordidas y golpes por todo su cuerpo al parecer por su padrastro, para luego dejarla como un pedazo de nada y así permaneció por 9 meses hasta que la llevaron a descansar a un panteón. En su lápida tenía el nombre de «Angelita», nombre que le pusieron porque lo que sufrió antes de morir sólo pudo llevarla al cielo.

Después apareció Frida Guerrera, la activista que se decidió a saber quién era, a saber por que nadie reclamaba a su hija desaparecida ¿Por qué nadie buscaba a la pequeña? y luego de que una artista forense recreó su imagen, fue como llegaron las primeras señales y los primeros familiares.

En noviembre del año pasado la activista contactó a una tía y de ahí se supo que el angelito de «Calcetitas Rojas» sepultado se llamaba «Lupita», que era hija de una mujer llamada Monse que tenía a su pareja llamada Pablo. El 2 de diciembre fueron detenidos.

En un relato contado en PRESENTE DIARIO por la activista Frida, señala que días después recibió otra comunicación, esta vez de un hombre al que identificará como Alberto, quien le contó que en enero del 2017 él, junto con su familia, adoptaron a Lupita porque su mamá había «desaparecido» otra vez y a la pequeña le dejaron encargada una vez más en alguna casa, con una mujer que le quemaba los cigarros en su piel.

Ese día la grabaron. Ahí se quedó con ellos, fue la primera vez que Lupita tuvo una familia, que tenía en Alberto a su papá, que tenía una abuelita llamada Rufina y primos que estaban cerca de ella pero no duró mucho tiempo porque Monse, la mamá había quedado libre y el padrastro había ido por ella, así que ambos fueron hasta casa de Alberto y se la llevaron… legalmente tenían todo el derecho.

De Lupita, de su niña «prestada» no volvieron a saber nada, sólo una vez que se enteraron de que en el DIF levantaban una denuncia por maltrato contra la niña.

Fue hasta noviembre que supieron de su «pequeña» que llegó solita a casa para decir que tenía hambre y frío que se enteraron que la habían arrojado a una zanja, que la siguieron maltratando y que no pudieron hacer nada para salvarla y su «papá» Alberto le escribió una carta que la activista difundió:

«Por algo llegaste a mi vida, fuiste un regalo que el destino puso en mi camino. Llegaste con hambre con frío, llegaste careciendo amor, cariño, cosas que a tus 4 añitos no conocías.

«Llegaste así de repente una tarde sin tocar la puerta entraste a la casa y te metiste en mi corazón para quedarte siempre.

«Fuiste y serás una hija para mí, siempre seré tu papito, ese que tal vez no tuvo la dicha de verte nacer y verte crecer, pero corrí con la dicha de que me llamaras papá y de quererte.

«Perdóname porque no te pude defender cuando más necesitaste de mí en ese momento que hubiera dado todo por tomarte de mi mano y nunca soltarte y mucho menos permitir que sufrieras y menos en la manera que te me fuiste mi niña, pero así como un día llegaste y me pediste un taco, me pediste que te diera ropita porque tenías frío, así como llegaste a mi vida y sólo bastó verte a los ojos y ver el sufrimiento, la ternura, la nobleza que llevabas sin que nadie te lo pidiera me llamaste papá. Ahora lucharé hasta el final para que se haga justicia y nadie vuelva a sufrir lo que tú sufriste mi niña, mi Lupita, siempre por siempre, seré tu papito donde quiera que estés mi niña.

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