Redacción
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Después de un accidente como el que vivió el pequeño Rodrigo, las motocicletas que antes le gustaba ver pasar, hoy le dan miedo.
El pequeñín de la colonia Olimpo, ese que mientras estaba sentado en la banqueta de su casa fue arrollado por un moticiclista que circulaba en sentido contrario, en presunto estado inconveniente, el mismo que se fue del lugar dejando a Rodrigo a la mitad de la calle, con la cabeza herida y golpes en todo el cuerpo. Ese motociclista sigue sin ser detenido.
Su mamá Brenda se ha dedicado por completo a Rodrigo y por sus cuidados se ha recuperado más rápido aunque uno de sus ojos sigue inflamado y sin recuperar la vista al 100.
«Ese día sentía que me moría, luego de que ese motociclista me lo dejó en medio de la calle y con golpes tan fuertes que le hicieron perder el conocimiento. Parecía que estaba muerto. Por mi mente pasó: mi niño se me va a morir. Nosotros nunca habíamos pasado por eso».
El día de los hechos su suegra, su cuñada Tere y ella estaban dentro preparando la masa para los tamales y la tortilla recuerdo que mi suegra, mi cuñada y yo estabamos dentro preparando la masa y en segundos desapareció, ya sólo salimos porque escuchamos gritos y él estaba tirado en la calle descalabrado».
Su hermanito Bryan ya no sale, por seguridad y para cuidar a su hermano prefiere estar dentro.
La salida del pequeño Rodrigo del Hospital no fue fácil, primero porque en el hospital no quisieron hacerle los estudios sino hasta que pagara y la otra, no podía dejar el hospital hasta que liquidara la cuenta.
«Mi suegra y mi cuñada Tere son quienes me han estado apoyando mucho, aparte han venido personas que nos han dado ayuda para el hospital y para comida porque con lo que ganamos de la tortilla apenas y nos alcanza. El día que volvimos del hospital nomás teníamos 50 pesos y con eso tuvimos que comprar algo para Rodrigo que necesita de comida especial».
Primero fueron $2 mil 500 de los estudios que le hicieron al niño, «el de las placas tuvo un costo de más o menos $800 y la tomografía $975». Pero ella busca cómo conseguir dinero para que otros médicos lo vean porque el diagnóstico que le dieron en el Hospital no fue suficiente porque nunca le dijeron claramente qué era lo que había provocado la ceguera temporal en Rodrigo.
Hoy Brenda llevará a Rodrigo al Centro de Salud de la Lejona para que le quiten las puntadas y el 23 de noviembre tendrán cita en el Hospital General para que los doctores lo revisen cómo va, mientras tanto, hay que hacer de todo para que se tranquilice.
«Lo estamos curando de espanto, le damos agua de contra el espanto, no la quiere pero es por su bien. Los primeros días alucinaba mientras dormía y se quejaba mucho y con el agua ya se controló y duerme mejor. A veces me espanta porque hay ratos que anda bien alegre y a ratos que no habla», dice mamá Brenda.
«Mi suegra también se espantó, el jueves se puso mala, sentía un dolor de cabeza y en los huesos. Andaba mareada y con vómito y hace unos días se la llevaron a Comonfort con su doctor particular. Tuvo que comprar unas pastillas que le recetaron. También está asustada»
En la mente del pequeño de tan sólo 2 años de vida, permanecen las imágenes del accidente que el pasado lunes le pasó y estuvo en riesgo de dejarlo ciego, «Cuando ve pasar una moto nos dice: mira mamá, ahí va una moto como la que me tiró», dice Brenda.
Los cuidados para Rodrigo todavía no terminan y todos los días compran una pierna de pollo para hacer un poco de caldo con verdura, compran andas, jabón de teja, paracetamol para el dolor y algo de fruta.
Mamá Brenda no está convencida de la información que le han dado hasta el momento en el Hospital porque nunca fueron claros con la enfermedad de su niño: «Por eso queremos ir con un doctor especialista para comprobar que las cosas si estén bien realmente, ya que los doctores en el hospital dicen que si puede ver de los dos ojos pero él nos señala con su dedo que no ve de su ojo derecho. Hay que trabajar más para juntar dinero, porque ya vimos que no nos saldrá barato».