Redacción
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Dicen que la fe mueve montañas y en San Miguel de Allende, la Semana Santa es un claro ejemplo de ello.
Familias completas, amigos, turistas, visitantes de diversas nacionales, artistas, y políticos dejan a un lado sus creencias para reunirse en el Corazón de México para ver y admirar una de las celebraciones religiosas con más arraigo en el país.
Miles llegaron a San Miguel sólo para admirar el paso de grandes contingentes donde participan cientos de sanmiguelenses que en hombros cargan las imágenes de Jesús predicando, detenido, golpeado, con la cruz; a la Virgen dolorosa, a Verónica, a María Magdalena, a los apóstoles y su dolor.
Con su Domingo de Ramos, su lunes de rezos, el martes de preparación, el miércoles del Señor del Golpe, el Jueves de lavatorio de pies y la visita a los altares, el viernes de Viacrucis, de dolor, de entierros…
Desde la madrugada las celebraciones, se realizaban en colonias, barrios, el centro, las comunidades. La Semana Santa está llena de magia y tradiciones que la gente de San Miguel de Allende se niega a perder, al compartir con chicos y grandes, la fe y tradiciones que a su vez, a ellos les dejaron.
Esta es la semana donde el pasado se adapta al presente y a la que miles de personas llegan para compartirla.
Sin importar la religión, las tradiciones unen, y esto es una prueba de ello…