Alfonso Bullé Goyri
El pasado 5 de febrero se inauguró la décimo primera edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Zona MACO México. En el presente año, hay que destacarlo, se mantuvo la presencia de expositores, coleccionistas y galeristas de todo el mundo que acudieron al llamado que les hiciera Zélica García, quien desde la primera experiencia lidera este proyecto importante y decisivo que expande el diseño nacional hacia el arte cosmopolita. El evento que se llevó a cabo en el Centro Banamex de la ciudad de México constituyó un acercamiento a las expresiones vanguardistas del arte universal y una confrontación con los proyectos, las galerías, los curadores y las obras de los artistas más acreditados del momento.
Como cada año sucede, se aviva la polémica más combativa en virtud del carácter heterodoxo de gran parte de las obras presentadas. Estas nue- vas expresiones tienden a formular el canon de una audaz contemporaneidad que desintegra todas las categorías del arte moderno o del que hasta hace poco se consideraba como tal. Durante cinco días convergen en la ciudad de México las más disímiles posiciones en torno de las artes visuales de nuestros días. En los pasillos y las conferencias magistrales programadas dentro del espa- cio ferial, emergen enconadas controversias en torno del arte y de su función en la economía, además de la significación, los alcances, el dominio y las limitaciones de las artes visuales en las sociedades avanzadas.
Zona MACO es una feria de arte, pero sobre todo, y esta es una de sus peculiaridades, es un evento donde el mercado de las obras adquiere preeminencia. En ese sentido para muchos críticos de la vieja escuela, consideran el festival como un desafío a los valores estéticos y a los criterios tradicionales para dar paso a las nuevas formas de la posmodernidad.
En Zona MACO el arte parece tener otra connotación pues más bien se ponderan argumentacio- nes de índole financiera donde el valor de cambio precipita la construcción de metalenguajes que escapan a los principios tradicionales de un arte ya desaparecido por la acción del capitalismo salvaje. De cualquier manera, por unos cuantos días se abrió México a las expresiones más perturbadoras que con- fronta el gusto y la sensibilidad actual de los conocedores, de los coleccionistas y del público en general que acudió para descubrir las propuestas de las más prestigiosas galerías del mundo.
La Sección Principal albergó a las galerías de mayor reputación aprobadas por el Comité de Selección que en el presente año estuvo integrado por José García del Proyecto Monclova, México DF; por Patricia Ortiz Monasterio de la Galería OMR de la ciudad de México y por Ben Loveless de la Galerie Nordenhake, de Berlín y Estocolmo.
Este año se presentaron, entre otras galerías de linaje, la de Luís Adelantado, de Valencia; la Michael Fuchs de Berlín; la Gladstone Gallery de Nueva York; la Nils Staerk de Copenhague o; la Jonathan Viner de Londres; la i8 Gallery de Reikiavik; la Galería Filomena Soares de Lisboa, para sólo nombrar algunas de las más de 120 galerías participantes. La presencia de los promotores latinoamericanos siempre es interesante, pues plantean en cada edición proyectos novedosos que se realizan en la región. Cabe destacar la presencia de Isabel Croxatto de Santiago de Chile; la Galeria RGR+ART de Caracas o la Rolf Art de Buenos Aires. Entre las galerías más influyentes de México estuvieron presentes la OMR, la de Arte Mexicano; la de Hilario Galguera o Praxis de Alfredo Ginoccio para sólo nombrar a algunas de las más prestigiosas y que desde la primera edición participan en el encuentro.
Zona MACO ofreció también las secciones de “Nuevas propuestas”, “Zona MACO Sur”, “Arte Moderno”, “Diseño” y una dedicada a “Publicaciones” especializadas de todo el mundo. Con este esquema se logró la asistencia de más de 45 mil visitantes no sólo residentes de la capital sino del interior de la República. Con ello México se coloca en la
vanguardia y consolida un proyecto económico y cultural de gran aliento.