Redacción
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Los habitantes de la comunidad de Cabras-Juan Xidó levantaron la voz, taparon los accesos al poblado y se pusieron atentos para juntos evitar que otra vez, los ejidatarios quieran poner a la venta una el Cerro de Los Picachos.
Con pancartas en contra de las acciones de los ejidatarios a favor de lotificar los terrenos y pidiendo a Policarpo Cázares López una explicación del por qué había mandado cerrar el acceso al cerro, a las pinturas rupestres del lugar, a la cruz donde hacen su fiesta cada año y por cerrar el paso a la gente.
Ante las constantes e insistentes preguntas, don Poli sólo respondió que ya no había puertas cerradas y que el acceso a los cerros habían sido liberados.
A los cuestionamientos de por qué dividir los lotes, dijo que era para que cada uno de los que tenían tierra se hiciera cargo y nada más. Y es que en ese lugar, los constantes pleitos por pretender fraccionar el lugar tienen más de 10 años. En aquella ocasión pudieron evitar que los inversionistas llegaran a construir viviendas en forma de castillo. Una década más tarde revive la intención por lo que dicen, no bajarán la guardia.
Es por eso que por la mañana a Don Poli no lo perdonaron y los pobladores lo «bombardearon» con preguntas y cuestionamientos que ya no quiso abordar más, por lo que decidió dar la vuelta, acelerar el paso y bajar del cerro lo más rápido que pudo. Ya habrá tiempo de preguntarle bien, dijeron los habitantes de Cabras.
Todo comenzó desde las 9 de la mañana. Justo a esa hora, niños, hombres, mujeres y jóvenes llegaron a la entrada de la comunidad para impedir que los representantes agrarios, que al parecer respaldan a los ejidatarios, pudieran acceder a la comunidad.
El movimiento tuvo los efectos que esperaban y no hubo reunión pero sí lograron que los caminos que habían sido bloqueados por rejas, fueran abiertos nuevamente, aunque eso haya costado las 4 llantas de la camioneta del director del Charco del Ingenio, César Arias, quien fue a la comunidad para apoyar el movimiento. Fue al volver a su unidad cuando pudo cerciorarse de que un arma punzocortante dejó inservibles los cuatro neumáticos de su vehículo.
A pesar de todo los habitantes seguirán vigilando, pues dicen que al igual que hace 10 años, defenderán su cerro para impedir que el «progreso» termine con una más de las bellezas naturales de San Miguel de Allende.